Como se presumía, las reuniones que los clubes de la Euroliga -en Gasteiz- y las ligas de la ULEB -en Barcelona- mantuvieron ayer no hicieron sino refrendar a cada parte en sus postulados sobre la reforma que la máxima competición quiere realizar en su estructura de cara a la próxima temporada. Así, mientras el ente presidido por Jordi Bertomeu sigue desarrollando su propuesta en la que una serie de equipos tendrá asegurada su participación durante una serie de años, las ligas, lideradas por la ACB, siguen anteponiendo los resultados obtenidos en la competición doméstica como vía para clasificarse para la Euroliga.

Pese a este frontal rechazo y los ajustes que sigue incluyendo en su propuesta, la Euroliga parece tener muy claros los pasos a dar y así lo significó su máximo responsable, Jordi Bertomeu, al término de la reunión celebrada en el Artium, dando a entender que no hay posible marcha atrás. «El nuevo proyecto tiene necesidad de una mayor concreción, que es precisamente lo que hemos hecho hoy. Aunque nos falta todavía abordar todo lo relacionado con los temas comerciales y económicos, que se tocarán en una reunión prevista para el próximo mes de noviembre, es evidente que, cuando el 80 por ciento del Baloncesto europeo marca una ruta, nosotros no podemos estar trabajando en la posición opuesta», aseveró.

El caballo de batalla viene de las licencias A que la Euroliga quiere repartir a una serie de equipos, para que éstos tengan asegurada su participación en la máxima competición continental independientemente de los resultados en sus ligas domésticas. Aunque el número de estos equipos se ha visto reducido de 16 a 13, la Euroliga ha realizado una jugada maestra, ya que podrían ser hasta cuatro los equipos ACB que dispusiesen de esta plaza, Unicaja se uniría a Baskonia, Barcelona y Real Madrid, con lo que el peso de la oposición se vería muy reducido, ya que su liderazgo quedaría ahora en manos de Joventut y Pamesa.

Según explicó Bertomeu, los clubes decidieron que no hubiera ninguna restricción del número de licencias por país, aunque en ningún caso podrán llegar a seis. Estas licencias se asignarán en base a un ranking que tendrá en cuenta los resultados deportivos comenzando desde la Euroliga de 2002-2003, así como la obligatoriedad de tener el respaldo de un canal de televisión y una cancha con un aforo superior a los 10.000 espectadores.

Otro de los cambios que salió de la reunión de trabajo mantenida ayer en Gasteiz es el proyecto de asignarle otra plaza a un equipo de una liga emergente como la rusa, donde los clubes están haciendo grandes esfuerzos económicos. Con el CSKA seguro, Dynamo de Moscú, Khimki y San Petersburgo aspiran a una plaza que perdería un club francés, griego o italiano.

Mientras, los representantes de distintas ligas europeas, reunidas en la ULEB, se reunieron ayer en Barcelona para ratificar la propuesta que hicieron en su día, basada en el modelo de la Champions League de fútbol. Esta propuesta tiene como principio básico «la clasificación sobre los resultados deportivos anuales en las competiciones nacionales o zonales que estén previamente reconocidas». Asimismo, se exigirá el cumplimiento de los requisitos mínimos de admisión y participación establecidos en la Euroliga -aforo de pabellones y presupuesto mínimo- y el establecimiento de un ranking dinámico de participación del número de Ligas y clubes en base a su importancia deportiva.

Protesta ante Maccabi

Mientras los dirigentes de la Euroliga estaban reunidos en el interior del Artium, llamados por Komite Internazionalistak, Askapena, Kamaradak e Indar Baskonia y dentro de la campaña «Israeli Boikot» varias personas protestaron en el exterior del museo gasteiztarra por la presencia del Maccabi, otro equipo que tendría la licencia A. Estos colectivos denunciaron el silencio de las instituciones deportivas «que admiten, benefician y colaboran con Israel», colaborando en la aceptación y la normalización del estado sionista.