Más de medio siglo después, Joseba Llorente hizo historia al convertirse en el segundo jugador vasco que firma un hat-trick en la máxima competición continental de clubes -el rojiblanco José Luis Artetxe ya lo consiguió ante el Oporto en los dieciseisavos de final de la Copa de Europa de la temporada 1957-58- y el primero que lo hace con el nuevo formato conocido como Champions League.

El hondarribitarra, fichado a golpe de talonario por el Villarreal cuando todavía no había finalizado la pasada campaña, estuvo especialmente inspirado en la segunda parte, periodo en el que marcó sus tres goles. El oportunismo del delantero propició que su equipo desatascara en apenas tres minutos -lo que le costó anotar sus dos primeras dianas- un partido que se había puesto muy complicado, en el que el Aalborg incluso fue mandando en el marcador.

Finalmente, los de Pelegrini hicieron gala de su enorme pegada y le metieron seis a una escuadra danesa que nunca se rindió. Ello les permite a los caste- llonenses seguir, codo con codo, en la puja por hacerse con el liderato junto al Manchester United, que se deshizo con facilidad de un endeble Celtic.

Quien sí perdió la cabeza de su grupo fue el Real Madrid, que volvió a sucumbir ante su particular verdugo de los últimos tiempos, la Juventus, muy necesitada de sumar una victoria, y especialmente su técnico, Claudio Ranieri, en la cuerda floja por los malos resultados.

La Vecchia Signora tiró de manual transalpino y dejó prácticamente sentenciado el envite en los inicios de ambas partes al aprovechar dos llegadas del sempiterno Del Piero y de Amauri. Los de Schuster trataron de recomponerse en la última media hora, Van Nistelrooy obtuvo su gol, pero ya era demasiado tarde para remontar ante los magos del catenaccio.

A diferencia del que fuera técnico del Valencia y Chelsea, Luis Aragonés firmó prácticamente su sentencia de muerte deportiva -a estas horas seguro que ya habrá recibido el finiquito- tras encajar una escandalosa goleada en propio estadio frente al Arsenal.

Los errores defensivos volvieron a enterrar a un Fenerbhace que no da pie con bola ni en el torneo europeo ni en la competición doméstica y cuya zaga volvió a ser de mantequilla ante las cuchilladas que sufrió por parte de los Adebayor y Walcott.

Lluvia de goles

La jornada estuvo marcada por la avalancha de goles que se consiguieron en la mayor parte de los encuentros. A los nueve que se vieron en El Madrigal o los siete del Sükrü Saracoglu de Estambul, hay que añadir los otros ocho del estadio Ghencea de Bucarest, con espectacular remontada del Lyon.

Los anfitriones del Steaua fueron ganando por 2-0 en los primeros compases del choque, pero el enorme potencial ofensivo de los franceses acabó por desequilibrar la balanza de manera inapelable en la segunda mitad. Benzema y Fred, con dos dianas cada uno, fueron los verdugos de los rumanos. En el mismo grupo, el Bayern se mostró muy superior a la Fiorentina y controló de principio a fin el envite.

Sólo el ya citado Celtic y un romo Oporto se quedaron sin anotar en una tercera jornada en la que se consiguió una media de más de cuatro goles por partido. Una marca que será casi imposible de igualar en las citas venideras del máximo torneo europeo, a medida que los puntos en juego sean más valiosos.