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Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social

Crisis de inteligencia

Los defensores del sistema capitalista señalan varios factores como responsables del actual momento de la crisis económica y también nos indican que es bueno seguir pagando como sea las hipotecas, ahorrar y apretarse el cinturón. Los mismos que no hablan de sus sobresueldos y los de otros muchos gestores o dueños del dinero ajeno.

Pronto se han olvidado los casi 16.000 euros a la hora de sueldo de Richard S. Ful, los aviones privados de Martin J. Sullivan o los pagos multimillonarios en euros como indemnización que cobraron por abandonar las empresas que han quebrado otros cientos de agentes bancarios, dueños o impresentables señores. Podemos decir que los que han malgastado nuestros ahorros y nos subieron el precio del préstamo hasta arruinar a muchos millones de seres se van con el bolsillo lleno y también con honores.

También he de decir que aunque me es incluso más fácil citar algunos seres lejanos, tengo claro que aquí hay mucho criminal callado, que no sólo ha arruinado vidas sino que incluso ha hipotecado el futuro y el presente a miles de personas y ha decidido por nosotros.

Ahora que su juego capitalista, cruel y criminal, ha llevado a la desesperación a muchos, piden que se salven sus negocios privados con el dinero público, es decir, el de todos los ciudadanos. Algo así como borrón y cuenta nueva para que sigan robando y matando de hambre a millones de seres. Ya piden la nacionalización entera o parcial de sus quebrados negocios.

Y es que el sistema capitalista y sus defensores son más listos que la chirla centenaria Ming (amiga mía) de la que un día hablé (GARA, 2007/11/02). A estos que siempre han visto rojos por todos lados, les atrae lo mejor del socialismo o del comunismo, siempre que no venga de Chávez, Evo o Fidel, porque, por ejemplo, hasta del comunismo chino pronto han aprendido a respetar la bandera roja y continuar explotando millones de chinos y acaparando riquezas.

Pero mira por dónde, cuando pensé que seríamos muchos los que les empujaríamos al precipicio e íbamos a lograr que desapareciera este sistema criminal que produce millones de muertes legales, me encuentro con que cada uno mira por sus ahorros o posibilidades de supervivencia y pocos se atreven a enjuiciarles como lo que realmente son.

Otra oportunidad perdida; mientras, seguirán adoctrinándonos para consumir y ahorrar en sus negocios. Esta casta de impresentables son los que reciben todo tipo de atenciones y cuidados. El resto sólo somos su carnaza.

¿Nos parece normal que nos sintamos culpables de algo en lo que poco hemos tenido que ver? ¿Nos vemos a la par que estos supermillonarios y sus miserias? Espero que por inteligencia, aunque seamos pobres, descartemos el mérito de compararnos con estos explotadores. El único vínculo es que deberemos reparar los remiendos con nuestro sudor, tiempo, trabajo y vida, mientras ellos seguirán acumulando y en la dinámica del desprecio al entorno que les ayuda involuntariamente.

La crisis de inteligencia que padecemos, unida a la desmovilización para defender el derecho a una vida en igualdad y con dignidad para todos que no somos de esa élite, nos hace incapaces para actuar. Lo saben, el tiempo lo dirá, pero me temo que poco les falta para señalarnos como culpables de su insaciable miseria acumuladora de riquezas.

En fin, la chirla Ming, en un escrito, me avisa de su decisión de no morir en plato alguno y menos aún terminar su centenaria vida en el estómago de unos asquerosos capitalistas. Ha decidido suicidarse antes y reencarnarse en virus inteligente, mutante y anti-capitalista, vengándose así de miles de chirlas fallecidas en los ricos restaurantes.

La idea no es mala. Carece, a mi entender, de realidad, pero por si ella fallara en su intento, me he afiliado a una religión que me garantiza la reencarnación e intento adoctrinarme en sus ideas.

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