Consecuencias del debate de los presupuestos del Estado
El PP sólo suspende relaciones con «la actual dirección de UPN» y se trabaja para renovar el pacto
El diputado de UPN Carlos Salvador se abstuvo en la votación de presupuestos, mientras su compañero Santiago Cervera votó junto con el PP, pero no hubo ruptura entre los dos partidos. El PP suspendió relaciones con «la actual dirección» de UPN, aunque son evidentes los movimientos por salvar el pacto, lo que podría llevar a una redefinición del mismo, que es lo que parecía querer Miguel Sanz con este pulso.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
El PP advirtió a UPN el pasado 9 de octubre que si sus diputados no votaban a favor de la enmienda a la totalidad de los presupuestos estatales procedería a «la ruptura del pacto que leal y escrupulosamente han mantenido los dos partidos durante diecisiete años». UPN mantuvo hasta el último momento la orden de abstención, que uno de sus diputados obedeció y el otro no, pero el PP no se atrevió a romper el pacto de 1991. Los de Rajoy acusan a Miguel Sanz de la «ruptura unilateral de los acuerdos», pero su decisión se queda en «suspender sus relaciones con la actual dirección de UPN», partido que el próximo mes de marzo celebrará un congreso para, entre otros puntos, sustituir a Miguel Sanz.
Ha habido cambio de partitura. De los tambores de ruptura y trompetería guerrera de semanas anteriores se ha pasado a melodías más contenidas que buscan restañar heridas. En las últimas horas Mariano Rajoy habló con Miguel Sanz, que le ofreció la posibilidad de que los dos diputados de UPN se ausentaran del hemiciclo durante la votación, lo que no fue aceptado por el PP. Mientras tanto, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha mantenido un canal abierto de contacto con la vicepresidenta de UPN, Yolanda Barcina, en quien parecen tener puesta su confianza los dirigentes «populares» para conseguir una salida a la crisis.
Ambos dicen querer seguir
Según la nota del PP «corresponde ahora a UPN manifestar su voluntad inequívoca sobre la continuidad del Pacto, así como ofrecer garantías para su pleno cumplimiento».
Y UPN respondió lamentando «la decisión unilateral tomada por el PP de suspender las relaciones», a lo que añade que «permanece a la espera de que el PP determine el alcance de esta suspensión y notifique si ello supone una nueva propuesta para revisar el Pacto que UPN mantiene con el PP desde 1991. Será el Comité Ejecutivo el que analice la mejor forma de mantener la colaboración entre ambas formaciones, que tan buenos resultados ha dado».
A pesar de lo lejos que han llegado, ninguna de las partes quiere dar el paso de romper nada. Yolanda Barcina se encargó ayer de destacar que la decisión del PP fue la de la suspensión y no la de la ruptura y, como otras voces tanto del PP como de UPN, abogó por aprovechar el tiempo para seguir trabajando en un futuro en la línea que marcó el Consejo Político y «que es que UPN es un partido diferente al PP, con autonomía propia, pero que quiere seguir con el pacto».
Todo indica que desde UPN se quiere ir hacia una redefinición del pacto con el PP para buscar más autonomía, y que ese era el objetivo inicial del órdago lanzado por Miguel Sanz. La mención del PP a que la suspensión de relaciones es «con la actual dirección de UPN» invita a pensar que para que pueda haber una recomposición de las relaciones será necesario esperar al congreso que UPN celebrará en marzo y en el que lo previsible es que Sanz traspase el bastón de mando a Yolanda Barcina.
Ninguna de las partes dice estar interesada en la ruptura, aunque la nota del PP especifique que está en disposición de ponerse «en marcha para que nuestra organización, sus ideales, sus principios y su programa tengan presencia ante la sociedad Navarra».
Premios y castigos
Mientras se resuelve el fondo político entra en marcha la maquinaria disciplinaria. El PP mostró «su gratitud» a Santiago Cervera -que fue felicitado por sus compañeros de escaño- al tiempo que anunciaba que Carlos Salvador «será sancionado (300 euros) por incumplir la disciplina de voto en una cuestión tan relevante». En todo caso, advertía de que «no se plantea abrir expediente de expul- sión» al diputado abstencionista, al tiempo que pedía a UPN «prudencia, serenidad y responsabilidad» a la hora de adoptar sanciones contra Santiago Cervera, que ya está expedientado.
UPN, por su parte, respondía felicitando a Carlos Salvador por haber acatado el acuerdo del Consejo Político, y hacía público su rechazo a la actitud de Santiago Cervera, propuesto para el cargo de diputado por la dirección del partido. En una nota anunciaba que «las acciones a adoptar como consecuencia de su decisión de no acatar el acuerdo del Consejo Político serán tratadas y abordadas por el comité de disciplina en el momento oportuno».
Tanto Santiago Cervera como Carlos Salvador se mostraron partidarios del restablecimiento del pacto entre UPN y PP.
«Tras su ruptura unilateral de los acuerdos, corresponde ahora a UPN manifestar su voluntad inequívoca sobre la continuidad del pacto, así como las garantías para su pleno cumplimiento».
«Lamentamos la suspensión y permanecemos a la espera de que el PP determine el alcance de la suspensión y notifique si supone una nueva propuesta para revisar el pacto».
El PNV apoyó ayer los presupuestos del Gobierno de Zapatero mientras que NaBai, coalición de la que forma también parte, los rechazaba porque, según afirmó Uxue Barkos, no tienen credibilidad dado que «no hay certeza de que los ingresos se cumplan, pero sí hay datos que apuntan a que los gastos se incrementarán». La razón esgrimida para apoyar la cuentas del PSOE por el jeltzale Pedro Azpiazu -que hasta el último minuto tuvo preparada la enmienda a la totalidad -fue que «la inestabilidad política e institucional que la no aprobación generaría, agravaría sensiblemente la crisis económico-financiera en que nos encontramos. Y ello no lo entenderían los ciudadanos».
Pedro Azpiazu no hizo un balance nítido de qué opina de los presupuestos presentados por el Gobierno español. Consideró positivo que, ante la crisis, el proyecto se haya «separado razonablemente» de la perspectiva de hacer un paquete de respuestas a corto plazo, pero aseguró que «sigue fallando en el enfoque de las políticas a largo plazo». Además, criticó una política de vivienda que no tiene razón de ser ni desde la competencia ni desde la eficacia, una política de empleo que insiste en la utilización de mecanismos centralizadores, una política de innovación y empresa que se niega a reconocer que hay que trabajar sobre los clusters territoriales y una política de infraestructuras que todo lo mide poniendo a Madrid en el centro».
Las críticas no cesaron ahí. Azpiazu denunció «el escaso peso de la inversión pública» del Estado en la CAV y desveló que el inicio de las obras de encauzamiento de la ría de Bilbo, uno de los ejes para votar a favor de los presupuestos de 2007, aún no se han producido.
Y, pese a todo, apoyó el presupuesto, porque «no podemos desde la política empeorar la situación económica», y por el acuerdo de trasferir el I+D+i.
La decisión del PNV fue denunciada por sus socios en el Gobierno de Lakua, EA y EB. Unai Ziarreta dijo que cambiar transferencias por presupuestos «devalúa el Estatuto». Madrazo se quejó de no conocer los términos del acuerdo.
La izquierda abertzale hizo pública una nota en la que, tras la votación de ayer en el Congreso de los diputados, asegura que «no estamos ante un acuerdo presupuestario que vaya a garantizar la gobernabilidad a UPN o los presupuestos al PNV para lo que queda de legislatura; estamos hablando de movimientos políticos de mayor calado que tienen un claro objetivo, que no es otro que blindar de una vez por todas el actual marco, perpetuar la división territorial de Euskal Herria, y de esa manera, cerrar las puertas a todo cambio político posible».
A su entender, tras permitir la aprobación de los presupuestos del Estado, el PNV y la derecha navarra -en los que «el PSOE ha encontrado dos aliados perfectos»- «se disponen a desempeñar el mismo triste papel de hace treinta años: alinearse con el Estado español, a cambio de negocios y dineros para unos pocos, hipotecando otra vez el futuro de este país».