Presentación del recorrido del Tour 2009
El final en el Mont Ventoux en la penúltima etapa, llamado a decidir
La confirmación de la llegada en el mítico Mont-Ventoux en la víspera del final de París fue el aspecto más destacado de la presentación ayer del recorrido del Tour del 2009, que comenzará en Mónaco el 4 de julio con una contrarreloj de 15 kilómetros. El trazado favorece a los escaladores porque sólo hay 55 de crono individual y ocho jornadas en las que se suben puertos de nivel, aunque sólo tendrán otros dos finales en alto no muy selectivos y otra etapa de gran dureza.
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
El recorrido del Tour del 2009 rompe todos los moldes ya que nunca se había registrado una llegada en un puerto de tanta entidad tan cerca del final. Como señalaba ayer el director de la prueba, Christian Prudhomme, el objetivo es «soñar con un cambio de situación final justo cuando se cumplen veinte años del último día más emocionante de la historia del Tour», dijo en referencia a la crono en la que Lemond arrebató la victoria a Fignon en los Campos Elíseos.
Prudhomme añadía que «jamás, en más de un siglo de historia, la montaña había estado tan cerca de París. ¡Y qué montaña a 24 horas de los Campos Elíseos, el Gigante de Provence, el Ventoux! Gracias a esta escalada mítica sin igual el suspense no sólo se mantendrá, sino que será máximo hasta las puertas de la capital».
El objetivo del Tour ha sido preservar la emoción de la carrera hasta esta subida de 21,2 kilómetros al 7,6 % de pendiente media y para ello el resto del recorrido no presenta etapas especialmente decisivas. De hecho, hasta esa víspera del final sólo habrá otras dos finales en alto y además de poca dureza.
Sólo otros dos finales en alto
El primero será en Arcalis en la séptima etapa y sin llegar hasta arriba, sólo se suben los primeros 10,6 kilómetros al 6,1 %. Lo más duro de la etapa será el kilometraje de 224 kilómetros, pero antes de la primera parte de Arcalis, que tampoco es un puerto muy duro, sólo se sube el col d'Oliana, de 7,7 kilómetros al 7,1 %.
Lo mismo pasa con el segundo final en alto en Suiza en Verbier, un puerto sin gran dureza de sólo 8,8 kilómetros al 7,1%. Además la única subida relevante previa es la del col des Mosses, 13,8 kilómetros al 4 %. Es decir, dos finales en los que no deben registrarse diferencias grandes entre los mejores si no hay alguien muy superior al resto. Algo que tras ver a Contador en la Vuelta no cabe esperar salvo que mejore mucho su nivel o que Armstrong corra el Tour, algo muy dudoso, y lo haga al nivel de sus mejores años, lo que tampoco parece probable.
Porque el resto del recorrido presenta puertos importantes, hasta ocho etapas tendrán subidas de entidad, pero sólo hay una jornada alpina especialmente dura. Por ejemplo, se pasa el Tourmalet en la novena etapa con final en Tarbes, pero antes sólo se sube el Aspin. Esta será la etapa más cercana a Euskal Herria el domingo 12 de julio. Después de unos años en los que se ha seguido el anuncio de Jean Marie Leblanc de colocar las etapas pirenaicas entre semana para reducir la presencia de seguidores vascos, la bajada de asistencia de público y de audiencia televisiva ha obligado a colocar las etapas de alta montaña en fines de semana.
La excepción serán dos de los Alpes, que son más duros que los Pirineos, y entre los que destaca, más que el final en alto de Verbier, su última entrega con cinco puertos de entidad como Roseland, Saisies, Arâches, Romme y la Colombiere cerca de la meta en Le Grand-Bornand.
El Tour seguirá sin dar bonificaciones y los contrarrelojistas sólo tendrán 55 kilómetros. Una primera etapa de quince, más larga de lo que era un prólogo, y una segunda de 40 kilómetros en Annecy, más corta de lo que suelen ser las cronos en el Tour y que llega justo después de la jornada reina alpina. Además se recupera la contrarreloj por equipos en la cuarta etapa en Montpellier. Al margen de tres jornadas cronometradas y ocho que se pueden considerar de montaña, los sprinters y los aventureros tendrán otras diez para buscar triunfos parciales.
La duda de Armstrong
La organización del Tour no desveló sus intenciones con respecto a los equipos que van a participar en la prueba y habrá que esperar para conocer la selección y si Armstrong va a participar o no. Contador acudió a la presentación y se espera su presencia con el Astana, pero es más dudosa la del tejano. Su director Johan Bruyneel manifestaba ayer que «en el Giro estará seguro, entonces dependerá de su aptitud y el rendimiento en las primeras carreras. Por el momento, está al 50%-50%. Su estado de forma ahora es mucho mejor que en el mismo período en el 2003 y 2004». Sobre quién será el líder de Astana dijo que «quiero tener el equipo más competitivo. Trabajaremos para el que esté mejor colocado. El que sea, Armstrong, Contador, Klöden o Leipheimer».
La prueba empieza con una crono en Mónaco más larga de lo habitual. Vuelve la crono por equipos en Montpellier, se llega a Barcelona, para a ir a unos Pirineos no muy duros. Tras una crono de 45 kilómetros, llegan los Alpes y el Mont Ventoux para decidir.
El ganador del último Tour, Carlos Sastre, dijo que «a nivel particular es un recorrido que me favorece, porque presenta poca contrarreloj. Será muy importante llegar a la salida con una buena condición y mantenerla a lo largo de las tres semanas porque en esa última se va a decidir el Tour». En la misma línea, su predecesor Alberto Contador comentaba que «para ganar el Tour hay que estar al 100% desde el primer día con la contrarreloj hasta el Mont Ventoux de la víspera del final. Habrá que guardar fuerzas hasta allí. Sólo hay tres finales en alto, pero muchas etapas de montaña».
Miguel Madariaga confirmó en París que Samuel Sánchez será el jefe de filas de Euskaltel porque «a Igor Antón le falta todavía». El asturiano señaló que «el equipo ha apostado por mí fuerte con un contrato nuevo y ahora hay que dar la cara. Es un Tour duro, la última semana es para fondistas puros. Se funden los Alpes y la crono».