La lealtad de los falsarios
Durante muchos años, tantos que parece que no hubo un antes, la derecha navarra ha generado un discurso con hondo recorrido sociopolítico, un discurso que ha distorsionado tanto la imagen que de Nafarroa se tiene fuera de ese territorio como la que los propios navarros tienen de su sociedad. Una imagen en la que esa derecha se presenta como social y políticamente hegemónica por los tiempos de los tiempos, ejerciendo de garante a la vez del estatus actual y del futuro desarrollo. La garantía transcurre en una doble dirección: garantiza tanto los intereses navarros en el Estado como los intereses españoles en Nafarroa. Esa doble lealtad a España y a Navarra tenía, según ese discurso, la misma naturaleza que la existente entre progenitores y descendientes. Ante la pregunta «¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre?», un «buen navarro» debía exponer la falsedad del dilema y la virtud de ser ambos por igual.
Pero ese dilema rara vez conllevaba un efecto visible, y eso mantenía el discurso intacto. Hasta que la falsedad de la primera premisa, la hegemonía incondicional, se hizo evidente y obligó a UPN a forzar un pacto con el PSN, el famoso «agostazo». Las cláusulas de aquel pacto han llevado a UPN a abstenerse en los Presupuestos de Estado y a Santiago Cervera a romper la disciplina del partido. Y ahí se ha roto otra premisa. La lealtad de los conservadores navarros es siempre para con el poder y con España. Cervera sólo ha evidenciado que el orden depende de la posición de cada uno de los militantes.
El PSOE, por su parte, puede creer que ha dado el abrazo del oso a UPN, provocándole una crisis que podría acabar en cisma y frente a la que se postula como alternativa. Pero eso supone aceptar el marco impuesto por Del Burgo o el propio Sanz. Nafarroa son los tardofranquistas de la montaña que apenas hablan castellano y el alcalde socialista de Sartaguda, son Bautista Barandalla y el mando de la Policía de Iruñea... y los equilibrios no son tan distintos de los de Bizkaia pero son diferentes de los de La Rioja, por ejemplo. Otra falsa premisa.