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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Ahora es un cacique

Consumada la ruptura entre UPN y PP, ayer los medios se lanzaron a interpretar las causas de la hecatombe, identificar a los culpables y tratar de adivinar el futuro de la derechona en Nafarroa.

En «Libertad Digital» el editorialista lo tenía muy claro: «La sensación que nos queda es que los populares, por evitar la ruptura, incurrieron en la pusilanimidad, y ahora tienen pusilanimidad y ruptura». ¡Toma del frasco, Carrasco!

Justo lo contrario pensaba el editorialista de «Abc», en cuya opinión no cabe duda de que «Miguel Sanz es el máximo responsable de la ruptura», mientras que «Mariano Rajoy ha gestionado con prudencia el proceso de ruptura». Pero los de Luca de Tena avanzaban más en el análisis y advertían de que «el sector que apoya a Sanz debería ser consciente de que los socialistas llevan tiempo buscando un pacto con el PNV que podría concretarse en el Congreso de los Diputados y también en el País Vasco». ¡Era eso, era eso!

Y por si no terminan de entender, lean la frase con que cerraba la pieza: «Por razones obvias, Navarra es una pieza esencial para la vertebración territorial del Estado». Eso, eso. Cuestión de Estado.

Tonia Etxarri, en «El Correo Español», advertía que «seguramente con un presidente del PP como Aznar, a Miguel Sanz las cosas le habrían ido de otra forma y difícilmente podría haber tenido margen para la indisciplina». Y también lanzaba un mensaje a navegantes: «Con la ruptura [Rajoy] se libra de Miguel Sanz como problema, pero empieza ahora la aventura de tener que constituir el PP en Navarra. Una travesía en la que seguramente el centro derecha perderá votos». Pues qué bien.

Los de Pedro J. Ramírez editorializaban sin dejar lugar a la duda: «La crisis entre PP y UPN se ha debido sólo a la cerrazón y al sentido caciquil de la política de Miguel Sanz». Y le daban cuartelillo a Rajoy: «hizo ayer lo que debía y así hay que subrayarlo». Caramelito para el niño.

En «La Razón» aplaudían a Rajoy porque «ha hecho gala en todo este proceso de una dosis de templanza y prudencia encomiables, pese a las provocaciones y zancadillas de Miguel Sanz». Y, no se lo pierdan, la cosa puede tener incluso su lado positivo para el PP porque ahora «tiene la ocasión de revitalizar un proyecto al servicio de los navarros y del resto de los españoles, y no de una casta política con ínfulas caciquiles». Lo último me ha gustado. Yo ya lo inituía, pero en «La Razón» se lo tenían bien calladito.

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