Documentos TV» viene celebrando desde hace semanas la emisión de su reportaje número mil haciendo una selección de algunas de sus entregas más impactantes. Algunas, realmente, fueron, y son, por su contenido, reactivos para las conciencias pequeño burguesas que tenemos los más propensos a visionar este tipo de programas. Su vigencia como servidor de asuntos que no son los habituales de los servicios informativos es absoluta, y ya se trate de asuntos sociales, como de mayor intensidad política, de denuncia o de simple recordatorio de nuestra propia condición de seres socializados, de miembros de grupos concretos, que encontramos en la singularidad de otras personas maneras de comprender nuestros propios privilegios o de la capacidad de los otros por sobrevivir o por superar todos los problemas.

Pues revisando algunos de estos mil, especialmente los más emotivos, como esa mujer con discapacidad física de nacimiento, a la que le faltan los dos brazos, y tiene las piernas muy cortas, que decide ser madre, u otros reportajes de mayor calado de denuncia, se nos cruza la realidad de estos días que parece provenir del ayer, de una de las barbaridades más abominables de la historia del ser humano como sanguinario depredador la guerra entre Tutsis y los Hutus, que parece toma nueva formas en estos momentos en Goma, en la República Democrática del Congo. De verdad, las imágenes de ahora, son calcadas a las de hace unas décadas, y, de nuevo la sospecha sobre la actitud de los destacamentos militares de la ONU, su ineficacia, su manera de favorecer en su apatía a unos, obviamente, a los que tienen más poder, más capacidad para actuar, para golpear.

Lo que no nos dicen nunca qué es lo que existe debajo de esas tierras por las que huyen miles de seres humanos. Qué minerales escoden para que se pueda ejercer la violencia de una manera tan bestial. No valen ya las explicaciones de guerras tribales. Deben existir esos canallas con pasaporte diplomático que mueven por detrás a los sátrapas, a los mercenarios, a los ejércitos con niños y jóvenes, a la crueldad y la inmisericordia. Da para otros mil documentos.