Asier VELEZ DE MENDIZABAL

La demanda de oficialidad del euskara resurge en Nafarroa con una iniciativa plural que echó a andar el pasado sábado. En realidad, la denuncia de la división del herrialde en tres zonas lingüísticas, impuesta por la Ley del Vascuence de diciembre de 1985, nunca ha cesado, como demostraron movilizaciones masivas como la que reunió a cerca de 25.ooo personas en 2002. Sin embargo, en estos 22 años, la norma se ha mantenido intacta y las consecuencias de la ausencia de oficialidad están a la vista. Por citar un dato, cabe recordar que Kontseilua constató recientemente que siguiendo el ritmo actual se precisarían 834 años más para que el euskara llegue a ser una lengua conocida por toda la ciudadanía vasca.

Así las cosas, en Nafarroa, veinte personas que trabajan en diferentes ámbitos de la sociedad se han unido en torno a un manifiesto: ``Euskaraz bizitzeko eskubidearen alde, ofizialtasuna orain!''. Es el eje de una campaña que tendrá como principal exponente una manifestación el 22 de noviembre en la capital navarra que partirá, a las 17.00, desde los cines Golem.

Los firmantes destacan, en ese sentido, la necesidad de reunir mediante esta iniciativa «a todo aquel que comparta el derecho a vivir en euskara» y anuncian que el manifiesto está abierto a nuevas adhesiones de la ciudadanía. En concreto, entre los firmantes hay técnicos y profesores de euskara, profesores universitarios, sindicalistas, deportistas, estudiantes y representantes de asociaciones que trabajan en favor del euskara, entre los que cabe destacar a Paul Bilbao, director de Behatokia.

Obstáculos y restricciones

En el manifiesto se recuerda que desde que en 1985 la Cámara autonómica aprobara la Ley del Vascuence se «ha dividido el herrialde en 3 zonas, vulnerado los derechos lingüísticos de toda la ciudadanía navarra». Así, el documento recuerda qué resultados ha deparado la ley: «Imposibilidad de estudiar en euskara, multas, restricciones en las ayudas, impedimentos a la hora de comunicarnos con la Administración... En definitiva, un larga lista de vulneraciones de derechos dirigidas a impedirnos vivir en nuestra lengua, la lingua navarrorum».

En esa línea, los ponentes recalcan que «donde la política lingüística oficial ha puesto falsedad, obstáculos y restricciones a nuestros derechos, la ciudadanía navarra y las personas euskaltzales han puesto trabajo y esfuerzo, junto con ilusión, imaginación y ganas de vivir». En el texto se destaca que gracias al trabajo de los numerosos colectivos y asociaciones euskaltzales el Ejecutivo de Miguel Sanz «ha tenido que retroceder y llevar a cabo alguna que otra modificación» respecto al trato hacia el euskara.

Aún así, los promotores de la iniciativa reclaman que los ciudadanos navarros tienen «el derecho a vivir en euskara en nuestro pueblo, con total normalidad y plenamente» y, por todo ello, advierten de que «es hora de abogar por una nueva política lingüística y dejar atrás esa ley que parece una herramienta vulneradora de derechos». «Nuestra lengua necesita, imprescindiblemente, de pasos profundos y de gran calado si queremos pasar de la mera continuidad, a su desarrollo y recuperación», afirma el texto, que incide en la necesidad de aprobar una nueva ley basada en la oficilidad «que garantice y fomente un proceso de recuperación del la lingua navarrosum.

Por ello, instan a todos los navarros «a trabajar por un cambio profundo que garantice el futuro del euskara» en el herrialde.