Los organizadores del festival bilbaino BAD aseguraban en la presentación que intentan acoger los grupos más vanguardistas del momento, aquellos que serán «los clásicos del futuro». En este marco se puede colocar la presentación ante el público que hace la compañía Aborigine, que tiene a Peru C. Saban y a Marisa Lafuente como responsables. La puesta de largo tendrá lugar mañana en el escenario de La Merced a las 21.30 horas. Allí, se podrá ver el estreno de «El desbordamiento» la historia de «la gota que colma el vaso». Es decir, una función que habla de hasta dónde se puede llegar antes de que todo estalle, el punto hasta el que somos capaces de aguantar.

Como explica Marisa, ambos artistas llevaban mucho tiempo trabajando sobre los escenarios y, de hecho, habían coincidido varias veces en proyectos comunes. La idea de crear una compañía, sin embargo, rondaba en la cabeza de los dos. «Cada uno teníamos un proyecto escrito y esta compañía es el marco para llevarlos a cabo», asegura Lafuente. Ahora, escenificarán el de ella y dejarán para un futuro el texto de Peru que, en este caso, está escrito en euskara. La elección ha sido fácil, ya que el texto de Marisa tenía más recorrido y estaba «más preparado para abarcarlo». De hecho, había estado en la sala bilbaina La Fundición, en un proyecto ésta organiza para espectáculos en proceso de creación.

Tendencia a la destrucción

«El desbordamiento» parte de la tendencia a la destrucción de los seres humanos. La idea que defienden desde Aborigine es que vivimos alejados de nuestras necesidades originales, naturales. La inclinación a acabar con todo, lleva a las personas hasta estados desconocidos. Y son estos estados los que intentan escenificar.

Una de las premisas con las que aborda este tema Marisa es la idea de que no es posible que, en una sociedad tan avanzada o con tantas supuestas comodidades y alegrías, las depresiones estén a la orden del día y que ir al sicólogo o al siquiatra sea una de las cosas más normales del mundo. «Queremos ver qué hay debajo de esta sociedad disfrazada de bienestar, de ocio», resume Lafuente.

Para abordar esta temática han creado un espectáculo multidisciplinar. Su creadora lo explica con una facilidad transparente: «Tengo una idea que quiero expresar, y para conseguirlo cojo lo que necesito de cada disciplina». Por ello, reconoce que es una función difícil de clasificar y que los organizadores del BAD han encajado bajo el nombre de «teatro físico». No es extraña esta mezcla ya que, según explica Lafuente, ella a pesar de ser sobre todo actriz ha tenido un recorrido muy diverso.

Reflexión

A pesar de que la temática parece que lleva a una visión negativa, Marisa lo niega y asegura que la intención es que el público salga del teatro con una sensación «muy liviana». En la propia presentación del espectáculo, desde Aborigine lo describen así: «No podemos vivir sin confiar, seríamos víctimas de un sentido vago de miedo y de temores paralizantes. El desbordamiento, en sentido estricto, puede parecer y ser negativo. Sin embargo, en un sentido subjetivo es una vía de escape a la emotividad que conduce al sosiego final, tiene un desenlace positivo para el equilibrio».

En el objetivo de que el público puede reflexionar y aliviarse, se sitúa un pequeña instalación que han ideado para que la gente la visite antes o después de ver la obra. En ella, podrán descargar todas sus impresiones. Esta misma colección enriquecerá el espectáculo ya que las imágenes serán proyectadas en el audiovisual que también forma parte de la función.

Orígenes

En el fondo de todo, reside la idea, incluso la reivindicación, de regresar a los orígenes, a la vida original del ser humano. De ahí, el nombre de la compañía, que no es otra cosa que la unión y adaptación de la expresión del latín Ab Origines -que significa desde los orígenes-, según explica Marisa Lafuente. La llamada a empezar de cero, a la pureza, a ser fieles, honestos y humildes.

Para esta primera obra han contado con Sole Carril, Juanjo Otero y Esti Vila, a quienes corresponde la difícil tarea de interpretarse a sí mismos. El desnudo tiene una gran presencia en la obra pero, tal y como explica, Marisa es con un sentido simbólico. El objetivo es mostrar la fragilidad y vulnerabilidad del ser humano y al estar desnudos se muestra que, al fin y al cabo, «no somos más que carne y hueso».