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Presidenciales estadounidenses

Las minorías se posicionan en EEUU

 La creciente importancia numérica de las minorías, sobre todo de la comunidad latina, va pareja con su ascendiente a la hora de decidir quién llegará a la Casa Blanca

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Txente Rekondo | Gabinete Vasco de Ánalisis Internacionales (GAIN)

Las llamadas minorías «raciales o étnicas» cobran cada vez una mayor importancia numérica en Estados Unidos. Diferentes análisis han señalado que si sus miembros deciden inscribirse en el proceso electoral y su participación en el mismo también es alta, podrían desequilibrar la balanza electoral a favor de uno u otro candidato. De ahí que en las ultimas semanas éstos hayan buscado el apoyo de las diferentes minorías.

Según algunos estudios, la importancia numérica de las minorías étnicas y raciales crecerá en un futuro cercano, y se anticipa que para el año 2024 los habitantes de EEUU que se identifican como latinos, negros, asiáticos, indios americanos, hawaianos o de las islas del Pacífico, superarán en números a los blancos no-latinos.

Los flujos migratorios, los altos índices de natalidad en esas comunidades y las elevadas tasas de mortalidad entre los llamados «blancos americanos» son algunas de las razones para este cambio cuantitativo. A mediados de este siglo se espera que la población latina se triplique, situándose en torno al 30% del total, y el resto de minorías también apuntan una tendencia porcentual alcista importante.

Paralelamente, otros informes señalan que la discriminación y los índices de pobreza seguirán azotando a esos mismos actores. Así, ya en 2001, un estudio encargado por «The Washington Post» señalaba que las minorías raciales seguían siendo objeto de «discriminaciones y muchas de ellas se sentían víctimas de discriminación racial por parte de la Policía, rechazo laboral y peor servicio en tiendas y restaurantes». Los índices de pobreza apuntan a que uno de cuatro negros la sufre, y en otras minorías los datos también son muy preocupantes.

Históricamente los votos de las minorías no se han mantenido fieles a uno u otro partido. La excepción la cumple la minoría afroamericana, que desde los años sesenta vota (cuando lo hace) mayoritariamente al candidato demócrata, y esa tendencia parece que se va a repetir este año, elevándose, además, los índices de participación.

La comunidad latina votó por Nixon y Reegan, pero la política restrictiva de los republicanos en materias de minorías e inmigración ha hecho que mexicanos, portorriqueños y centroamericanos hayan optado por candidatos demócratas, manteniendo el Partido Republicano el apoyo entre la comunidad cubana.

Algo similar está aconteciendo con los llamados asiático-americanos, que desde los noventa han cambiado su orientación y se inclinan por votar demócrata. Los cambios generacionales, las políticas restrictivas republicanas y el cambio de parámetros políticos han contribuido a ese giro.

Finalmente, los republicanos tampoco podrán contar esta vez con los votos de la minoría árabe, estigmatizada por la política neocon y con sus libertades civiles amenazadas desde el 11-s. La sensación de discriminación acentuada desde entonces hará que sus votantes se decanten por Barack Obama.

La alta participación de hispanos y afroamericanos en algunos estados como California, New York, Texas, Florida o Illinois puede decantar el voto en el bando demócrata. Algunos datos, como los de Colorado, muestran que este año los registros de miembros de estas dos comunidades son más elevados que nunca, aumentando considerablemente las expectativas de triunfo para la candidatura demócrata.

Las actitudes de algunos dirigentes republicanos, apoyando las restricciones migratorias, su centralidad hacia los intereses de los llamados «americanos blancos» y la campaña de los candidatos a la nominación presidencial dentro del partido, donde ha primado siempre el interés a corto plazo, han podido hipotecar las expectativas republicanas de cara a recibir votos de determinadas minorías.

Los beneficiarios directos de ello han sido Barack Obama y el Partido Demócrata, ya que, a tenor de algunos datos, el apoyo de las minorías estaría en sus manos. Esas fuentes apuntan que Obama contaría con el 91% de apoyos entre la comunidad afroamericana, frente al 4% de McCain. Entre los latinos sería del 64-18 a favor del demócrata y del 63-37 entre el resto de las minorías. McCain tan sólo lidera la pugna entre los «blancos» con un 48-39 a su favor.

Los cantos de cambio de Obama atraen a unas minorías que quieren acabar con la discriminación que sufren en materias de vivienda, educación, economía y en otras cuestiones del día a día. Sin embargo, muchos de ellos deberían ser conscientes de que el sistema de EEUU no está hecho para proteger sus intereses, sino los de las clases dominantes. Por ello, si las condi- ciones económicas continúan empeorando, deberían saber que los primeros que van a sufrir las consecuencias serán ellos, y no los mandatarios de la Casa Blanca, independientemente de que éstos tengan un color u otro.

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