La batuta del EBB ha estado siempre en las manos de la única sensibilidad que ha dirigido al PNV, al menos, desde que, tras la muerte de Franco, su entonces escasa militancia saliera de la clandestinidad y su afiliación y su electorado se fueran multiplicando progresivamente. Ese sector dejó muy claro desde un principio que no se sentía identificado con la opción del independentismo. Lo ha dejado claro de obra y de pensamiento, por mucho que haya quienes, a día de hoy, sueñen despiertos y vean a sus sucesivos directores de orquesta -Arzalluz, Imaz o Urkullu- abriendo las aguas en la larga travesía del desierto hacia la indepenencia. Es posible que alguien tenga ese tipo de ensoñaciones, pero reconozcan que es más fácil soñar con unicornios y dragones que con semejante quimera jeltzale.

Paradójicamente, esos burukides nunca han escondido que el único objetivo de su partido es «ser instrumento de realización del proyecto político nacionalista» (así es como el PNV define oficialmente su identidad). Se me dirá que ser «nacionalista», a secas, no descarta aspiraciones que vayan más allá de las de asumir el estatus de «comunidad autónoma», «département» o «comunidad foral» para los distintos territorios de Euskal Herria. Responderé que, como identidad política, ser «nacionalista», a secas, es tanto como no serlo; esa definición no conlleva ningún compromiso personal ni colectivo con un proyecto definido. Y es esa indefinición, respecto al futuro de Euskal Herria, la que sí define al PNV.

El único inconveniente que conlleva esa estrategia es la necesidad de cambiar de partitura cada cierto tiempo, y el compositor de turno no siempre está inspirado. Por eso, ahora pretenden organizar un «Concierto político» basado en «la filosofía del Concierto económico». Como antes Arzalluz e Imaz, ahora Urkullu va a disfrazarse de flautista para recoger votos en Euskal (Think) Hamelina, mientras en Madrid seguirán riéndose con ellos porque creen que el disfraz que llevan es el de bufón y la música jeltzale les suena a sainete celestial.