Maite SOROA | msoroa@gara.net
Una lectura muy particular
Ayer tocaba hablar del atentado de la víspera en el campus universitario del Opus Dei en Iruñea. Y todos, en mayor o menor medida, coincidieron en editorializar en los términos propuestos por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Bueno, todos menos «El Mundo», que aprovechaba la jugada para vender su particular propuesta política para la derecha navarra.
Según el editorialista, «no cabe desligar el atentado de la propia situación política que se vive en Pamplona y en Navarra». O sea, que es un atentado «político». Bien está leerlo en "El Mundo". Para susten- tar su tesis, el escribiente de Ramírez constata que «de hecho, el ataque de ayer vuelve a poner de manifiesto el valor estratégico que ETA da a la región. En la capital de la Comunidad Foral gobierna UPN, y la alcaldesa, Yolanda Barcina -en quien muchos ven a la sustituta natural del polémico Miguel Sanz-, ha sido una de las firmes defensoras de la continuidad del pacto entre UPN y el PP. Barcina clausuró después del verano el despacho que utilizaban los dos concejales de ANV en el Ayuntamiento -auténticos saboteadores de la vida municipal-, antes incluso de que la formación fuera ilegalizada por el Tribunal Supremo». Observen cómo empieza a combinar los elementos.
Y no oculta el de Pedro J. Ramírez su decepción, frustración inmensa, desgarro interno lacerante por la ruptura de la alianza entre Jaime Ignacio del Burgo y Miguel Sanz. No puede, le supera el asunto. Lean, lean: «Por la especial situación de Navarra y lo importante que para España es su estabilidad política, aún se entiende menos la poca altura de miras que ha demostrado Sanz al hacer añicos el acuerdo de UPN con el PP, que había venido funcionando bien y que servía para mantener a raya los envites anexionistas del nacionalismo radical».
Y servidora se pregunta qué tendrá que ver la trifulca entre PP y UPN con el atentado del jueves. Pues la respuesta la ofrece el editorialista en la última línea: «Golpes como el de ayer deberían llevar a UPN a recapacitar». Lo que debe hacer el editorialista es no tomar nada antes de empezar a escribir.