No es cuestión de tirar del tópico yankee de Halloween que poco a poco también nos van colando, pero lo cierto es que, cuatro años después del triple de Herreros, Dusko Ivanovic vuelve a enfrentarse a una de las mayores pesadillas que ha sufrido en un banquillo, ya que vuelve a enfrentase al Real Madrid en el pabellón de Zurbano.

A pesar de que el montenegrino restó importancia a esta circunstancia, «no me acuerdo del partido de ayer como para acordarme de uno de hace cuatro años», aquel partido supuso un antes y un después tanto en el Baskonia como para su carrera personal, que vuelve a intentar relanzar donde mejor le fue.

Además, el choque viene marcado por todos esos tópicos que han marcado la carrera del montenegrino, como aquel de que «el cansancio no existe», «los que jueguen deben darlo todo en la cancha» -Prigioni, Mickeal y Vidal serán duda hasta última hora- y el Baskonia llega tras haber sufrido horrores ante una zona.

Sin equilibrio

Como en aquella final de 2004, el Real Madrid no parece llegar en el mejor momento, pero atesora un plantel con gran calidad. Las derrotas ante Unicaja en el debut liguero y las dos seguidas ante Cajasol en casa y ante el Partizan en Belgrado, han sembrado las dudas en el seno del equipo blanco, con todas las miradas centradas en Plaza.

A pesar de los espectaculares números de un Felipe Reyes que se crece en Gasteiz, el Madrid se ha mostrado muy irregular, como lo demuestra que es el mejor equipo en ataque con una media de 87,25 puntos y la peor defensa, con 89 en contra.