Palestinos apelan a una solidaridad más activa contra la ocupación israelí
Raji Souram no pudo acudir a su cita en Bilbo. Las autoridades israelíes no le permitieron salir de Gaza. Tampoco pudo enviar su mensaje a través de videoconferencia, la falta de combustible debido al bloqueo se lo impidió. Aún así, su voz y la de miles de palestinos se escuchó en el encuentro «La Iniciativa de Bilbao», donde la sociedad civil palestina reclamó a la ciudadanía e instituciones europeas que se replanteen sus relaciones comerciales, académicas y culturales con Israel.
Mirari ISASI |
«La solidaridad tradicional no basta ya contra el genocidio en Gaza», aseguró Omar Barghouti, uno de los fundadores de la campaña de boicot académico y cultural contra el Estado de Israel, quien afirmó que la solidaridad debe ser «sostenible y efectiva», e incidió en la importancia de concienciar a la ciudadanía. Un trabajo que se está desarrollando en el marco de la campaña de boicot, desinversiones y sanciones (BDS), en la que participa todo el espectro de la sociedad civil palestina con el objetivo de acabar con la ocupación colonial israelí y el apartheid con la ayuda de la solidaridad internacional. «Es la principal forma de lucha de la sociedad palestina y la manera más sólida de solidaridad que nos podéis prestar», subrayó.
En un encuentro celebrado estos días en Bilbo bajo el epígrafe «La Iniciativa de Bilbao: hacia una paz justa en Palestina», impulsado por la Plataforma Palestina de ONG (PNGO), la Unión de Comunidades Árabes del Estado de Israel (Ittijah), el Centro de Información Alternativa de Belén y Jerusalén y la Red Mewando -plataforma compuesta por varias ONG vascas que trabajan con Palestina-, más de 130 miembros de organizaciones y ONG de ocho países que colaboran con Palestina debatieron sobre cómo generar una «auténtica movilización en defensa de una paz justa para Palestina».
El sudafricano Salim Vally recordó que durante sesenta años los palestinos «nos han alertado de una injusticia tras otra, sin haber logrado la solidaridad global necesaria para cambiar sus vidas». No rechazó el recurso a instituciones y organismos internacionales «cuando sea necesario» y sostuvo que «la solidaridad no es un acto de caridad, sino de unidad de diferentes aliados que en sitios distintos luchan por los mismos objetivos, luchas contra los opresores».
Racismo y discriminación
Y es que algunos de los ponentes dejaron bien clara cuál es la situación que viven los palestinos en los territorios ocupados y en Israel, una situación de colonización, bloqueo, asedio, racismo y discriminación impuesta por el impune Estado sionista, con la complicidad de la comunidad internacional y, en particular de EEUU y la Unión Europea (UE). Una situación que incluye, resaltaron, actos de genocidio y de lesa humanidad en Gaza, de limpieza étnica en Cisjordania y violaciones de los derechos de los palestinos y de la legalidad internacional, por lo que urgieron a poner fin a «la complacencia y la complicidad» y defendieron la campaña de boicot BDS para «acabar con esta barbaridad y con los crímenes de guerra» contra Palestina.
Especialmente gráfico fue el caso de Raji Souram, director del Centro Palestino por los derechos Humanos en la asediada Franja de Gaza, que debía haber participado en el encuentro. Las razones de su ausencia pusieron de manifiesto la situación de la población gazatí. Los impulsores de «La Iniciativa de Bilbao» explicaron que pese a realizar todas las gestiones necesarias, el responsable militar del paso de Eretz no le permitió salir al considerarlo una persona «problemática». Ante la imposibilidad de tenerlo físicamente presente se intentó que participara mediante una videoconferencia, pero no disponía de electricidad para encender un ordenador ni de combustible para hacer funcionar el generador.
Hussein Abu Hussein, miembro de la dirección de Ittijah y abogado con 32 años de ejercicio en el Estado de Israel, expresó su frustración por la imposibilidad de poner en práctica en los tribunales lo que estudió en la universidad. Aseguró que entre las miles de sentencias dictadas desde 1967 por el Tribunal Supremo en relación a los palestinos de los territorios ocupados «no he encontrado un solo caso donde un palestino haya logrado una sentencia favorable».
Denunció el asedio a Gaza que supera ya los 24 meses, con las consecuencias que conlleva, y criticó al Tribunal Supremo por dar legitimidad a la falta de combustible y alimentos para los civiles, lo que calificó de «crimen de guerra». Igual que legitima los asentamientos ilegales.
«Millones de palestinos -recordó- están siendo oprimidos y han sido obligados a dejar Palestina desde que en 1949 se estableciera el Estado de Israel. Somos víctimas del establecimien- to de Israel como Estado y estamos pagando el precio del Holocausto que ocurrió en Europa».
También dijo sentirse frustrado porque «cuanto más racista y hostil es Israel, más herramientas de opresión y asesinato selectivo utiliza y mantiene aislados a los 11.000 presos políticos palestinos, más mejoran sus relaciones con la UE y EEUU».
Por eso, manifestó que sin el apoyo de la comunidad internacional al pueblo palestino no hay «ninguna posibilidad» de que Israel cambie su política genocida y Palestina pueda conseguir una paz justa.
Colonización de Jerusalén
Rana Nashashibi, de la Coalición Cívica para la defensa de los palestinos en Jerusalén, puso de manifiesto la situación de apartheid que vive esta comunidad en la ciudad colonizada por los judíos, donde se dictan leyes contra los palestinos, que, entre otras cosas, les convierten en «residentes temporales». Una política de segregación y discriminación con la que Israel intenta hacer frente a la amenaza demográfica que supone la población palestina para «la identidad judía de su Estado»
Explicó el proceso de colonización de Jerusalén mediante la edificación de nuevos asentamientos dentro y fuera de la vieja ciudad y de infraestructuras viarias que los conectan entre sí, así como la construcción del muro de 181 kilómetros que rodea Jerusalén dividiendo poblados palestinos y arrebatándoles su territorio. La conse- cuencia, el aislamiento casi total de barrios y pueblos palestinos, que quedan convertidos en ghettos. «Uno de los mejores ejemplos de limpieza étnica, mediante la incorporación de colonos y la salida de la ciudad de los palestinos», constató.
Políticas «racistas» de segregación a las que hay que poner fin. Nashashibi indicó que «Israel debe hacerse responsable de las violaciones de los derechos de los palestinos y de la ley internacional, no podemos permitir que siga adelante la limpieza étnica» y advirtió de que 120.000 palestinos van a ser sacados de Jerusalén.
A su juicio, la campaña BDS y la coordinación de esfuerzos en torno a ella permitirá acabar con las violaciones de derechos de los palestinos. No sólo en Israel y los territorios ocupados, porque aunque la peor situación sea la de Gaza, mencionó, hay seis millones de palestinos en la diáspora y «los derechos de los palestinos -en referencia al legítimo derecho al retorno de los refugiados- no se negocian, se ponen en práctica».
Lo mínimo que pide el pueblo palestino para conseguir una paz justa es poner fin a la discriminación racial y a la colonización y garantizar el derecho al retorno de los refugiados. «Sin esto no habrá justicia ni habrá paz», aseguró Omar Barghouti en una de sus intervenciones.
Omar Barghouti aseguró que el comité nacional de BDS es más representativo de la sociedad palestina que las instituciones oficiales. Afirmó que la Autoridad Palestina (ANP) no ha sido elegida democráticamente por el conjunto de la población, sino que ha sido impuesta por la agenda estadounidense.
Rana Nashashibi denunció que la ONU «siempre escapa a sus compromisos y responsabilidades con la causa palestina» y criticó también la falta de compromiso de la UE y el Cuarteto, al tiempo que instó a llevar ante la Corte Internacional de Justicia por «crímenes de guerra» a los líderes israelíes.