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Victoria Mendoza Psicoterapeuta

Condenar no resuelve el conflicto

La solución inteligente no tiene nada que ver con intensificar las contradicciones, sino todo lo contrario, pasa por dialogar y ver las necesidades e intereses de cada parte

Soy madre de una estudiante universitaria, por lo que puedo asegurar que no me resulta indiferente el atentado en la Universidad de Navarra. Pero hablando claro, el hecho de que los distintos partidos políticos hagan concentraciones condenando la violencia no me da ninguna garantía de que las cosas por sí solas puedan resolverse, no es suficiente condenar la violencia, es importante, necesario y urgente hacer algo más efectivo. No podemos seguir jugando a «buenos» y «malos», porque de alguna manera todos somos responsables por acción y omisión de lo que sucede o de lo que deje de suceder en cuanto a terminar o intensificar aun más el conflicto político.

Hay mucha gente inocente víctima del conflicto, jóvenes cumpliendo largas condenas en las cárceles acusados de ser terroristas o colaboradores de ETA. Se me ocurre que yo puedo acusar a los distintos partidos políticos por ser colaboradores de ETA, ya que insisten en que ETA siga teniendo una razón de existir, o puedo creer que ETA es colaboradora de esos partidos porque, gracias a ETA, algunos partidos presumen de ser los buenos, separan al pueblo vasco y ganan votos por el sólo hecho de condenar una de las tantas violencias, sin preocuparse de condenar otras violencias de las que no se quiere ni ver, ni hablar, ni condenar.

Un conflicto tiene sobre todo dos partes contrapuestas, digo sobre todo, porque hay más de dos partes en dicho conflicto. La solución inteligente no tiene nada que ver con intensificar las contradicciones, sino todo lo contrario, pasa por dialogar y ver las necesidades e intereses de cada parte y ver de qué forma pueden conseguir transacciones de una y de otra parte. En el conflicto vasco no sólo hay atentados y víctimas de terrorismo, también hay detenciones y juicios injustos, hay tortura, hay dispersión de presos, hay ilegalizaciones, hay juegos sucios y manipulación partidista.

Tenemos que ser responsables, serios, objetivos y justos en nuestro análisis, y sobre todo hace falta más efectividad e inteligencia en las estrategias que podamos proponer para una posible y real solución del conflicto vasco, por lo que dejemos ya de jugar a buenos y malos y seamos más responsables políticamente. No basta condenar, ni se resolverá nada llenando las cárceles o marginando y anulando el derecho de participar políticamente a un sector. Es necesario que se respete el derecho de los vascos a decidir su futuro político en una democracia donde puedan dialogar y participar todas las tendencias políticas, incluyendo por supuesto a partidos independentistas o soberanistas. Para ello es necesario también que no haya más atentados, ni más detenciones, que no haya más dolor ni sufrimiento en ninguna de las partes, es necesario que los políticos maduren y se preocupen realmente por el pueblo vasco.

Nuestros hijos merecen garantías de que no peligran sus vidas en un atentado, ni que acabarán sus años dentro de una cárcel inhumana. Nuestros hijos merecen vivir en un país sin conflictos y es responsabilidad de todos ofrecerles esa garantía.

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