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Raimundo Fitero

We can

Vale, nosotros podemos, ha ganado Barack Obama, anuncia cambio, alabado sea el señor y la señora votante. ¿Y ahora qué? La jornada electoral y las horas que han seguido al conocimiento de la victoria de Obama deberán analizarse en los próximos tiempos porque probablemente hayamos asistido a una de esas sesiones increíbles de cinismo periodístico. Las conversiones según avanzaba el escrutinio han sido clamorosas, las opiniones un desbarajuste. Hasta el momento en el que escribo estas líneas, todo se mueve por lo emotivo. Los analistas políticos, parecen analistas económicos, y simplemente nos dan detalles de las circunstancias estadísticas por las que ha logrado encaramarse a la Comandancia en Jefe del mayor ejército y con mayor capacidad de destrucción de la historia de la Humanidad un ciudadano afroamericano.

Lo que podemos certificar es que televisivamente fue un fenómeno global. Todas als cadenas del globo atendieron de una manera más o menos constante y directa a los avatares de la jornada. Podríamos entender que se trata de una victoria imperial, ya que a todos los medios les ha parecido que lo que sucediera en este martes de noviembre, dedicado a san Carlos Borromeo, en el santoral católico, concernía de manera muy clara a sus lectores, radioescuchas o televidentes, por lo que por la vía de los medios de comunicación se va asumiendo al dependencia y se va otorgando la hegemonía de facto.

El cambio, los cambios, es lo que se espera. De momento existe una moratoria hasta el 20 de enero que tomará posesión de su cargo, un tiempo para que los miembros destacados del saliente gobierno de Bush puedan terminar sus tropelías, robar los dólares que todavía tengan pendientes, y dejar un mundo totalmente desquiciado. Dicen algunos expertos que está asunción de Obama es una válvula de escape de la olla a presión global, que todo se va a relajar un poco más, pero que nada va a cambiar de manera sustancial. Puede ser. Formamos parte de los aliviados, aunque los cambios son hechos y no bellas palabras. Si el sueño marciano ha triunfado, que no sea a costa de otra pesadilla para la humanidad. We can. Podemos. Claro que podemos.

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