John McCain, apoyado en Sarah Palin, lo intentó hasta el mismo día de las votaciones. Pero, ni su intensa recta final de campaña logró convencer a los indecisos. Tampoco consiguió desmarcarse de George W. Bush ni contentar a los más conservadores del partido, pese a que en sus discursos, abundaron las referencias a «los valores de Reagan».

Para los analistas, las claves de su derrota se centran en la crisis económica que el candidato republicano no supo superar y su incapacidad para distanciarse del presidente saliente Bush.

«No rompió con él antes y debería haberlo hecho. Contrató a muchos asesores de Bush y fueron tan leales a éste como a McCain», manifestó el estratega político John Feehery.

De hecho, la famosa frase del senador «yo no soy Bush», la pronunció en un mitin a mediados de octubre.

A ello se suman las críticas a la elección de Palin como compañera de fórmula. Sólo gustó a los votantes más conservadores, espantando a los independientes, que la consideraron muy poco preparada para el cargo.

Muchos comentaristas ligados a la derecha también rechazaron su designación y señalaron que su lugar lo debía haber ocupado el millonario empresario y mormón Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts, por su experiencia en materia económica. «McCain pasó el verano entero comparándose con Obama por la experiencia y la decisión de Palin lo tiró todo por la borda», señaló un analista estadounidense.

El veterano de guerra de Vietnam asumió toda responsabilidad del fracaso. «No sé qué más podría haber hecho para intentar ganar estas elecciones. Peleamos lo más fuerte que pudimos. Y aunque nos quedamos cortos, el fallo ha sido mio, no vuestro», remarcó ante miles de seguidores en Phoenix (Arizona).

Su estratega de campaña, el senador Steve Schmidt, se amparó en el contexto en el que se han celebrado estos comicios. «Es muy improbable que alguien tenga que enfrentarse alguna vez a un peor clima político», manifestó.

Junto a la reflexión, lo cierto es que los republicanos se enfrentan ahora a la batalla por el liderazgo entre las distintas corrientes del partido. A pesar de las críticas recibidas, el nombre de Palin suena ya con fuerza por ser máxima representante del «conservadurismo social».