El último comunicado hecho público por ETA ha provocado reacciones de todo tipo. Conocidas las del terreno político, repasé ayer lo escrito en la prensa. El editorialista de «El Correo Español» y «El Diario Vasco» no disimulaba su ira y advertía en el texto pruebas irrefutables del «progresivo enloquecimiento» de la organización armada vasca, «así como de la ruindad moral que agrava aún más la ignominia de su violencia».

El editorialista se inviste, además, de psiquiatra y nos habla del «síntoma inequívoco de un trastorno patológico» que padece la militancia de esa organización. La referencia crítica de ETA hacia Maixabel Lasa es, para «El Correo Español» muestra de «repugnante vileza». Habla también de «coacción y bajeza». Y de más cosas, pero lo que realmente preocupa al editorialista es el fondo de lo dicho por ETA.

Por eso insiste: «Cuando ETA transmite, como a través de su último comunicado, su convicción de que va a volver a sentar al Estado a una mesa de negociación, es precisa la respuesta unánime y contundente de que su final pasa de forma ineluctable por el abandono incondicional y definitivo de las armas». Ahí está el asunto.

También en «Noticias de Gipuzkoa» y «Deia» editorializaban con aire de escándalo y, sin el tinte de psiquiatra de «El Correo Español», afirmaban con cierta frivolidad que «Teniendo en cuenta la interminable serie de `enemigos' enumerados en el comunicado (...) los ciudadanos tendrán que quedarse en casa». Y, ya en plan serio, aseguran que «su delirante desafío para llevar al Estado a un nuevo proceso de negociación es pura baladronada que podrá servir a algunos de sus incondicionales para cargar pilas, pero que saben perfectamente que después del último intento fallido el Gobierno español no va a dar un sólo paso sin la garantía previa del cese definitivo de las armas».

Eso sólo lo dirá el tiempo, porque el editorialista de «Noticias de Gipuzkoa», como oráculo, no tiene desperdicio. Es el que repitió por dos veces que no había acuerdo alguno escrito sobre papel entre el Gobierno español y ETA. ¡Que miren en la caja fuerte de la Fundación Henry Durant!