La UE quiere cambiar las reglas de juego en la cumbre de Washington
El presidente francés y de turno de la UE, Nicolas Sarkozy, afirmó ayer que los líderes europeos están de acuerdo en que la cumbre del G-20 que se celebrará en Washington el próximo día 15 debe servir para «cambiar las reglas de juego financieras». Tras indicar que la crisis se originó en EEUU, aseguró que la UE no aceptará ahora que las autoridades norteamericanas bloqueen las reformas.
GARA |
La Unión Europea pedirá en Washington que las primeras reformas de la arquitectura financiera internacional, entre las cuales se encuentra convertir al Fondo Monetario Internacional (FMI) en el guardián de la estabilidad mundial, se completen en un plazo máximo de 100 días, según acordaron los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete en la cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas. A finales de febrero o principios de marzo tendrá lugar una nueva conferencia internacional para evaluar los progresos que se hayan realizado, a la que ya asistirá el presidente electo de EEUU, Barack Obama.
«La época en la que había una moneda, una dirección, una línea y todos asentíamos, ha terminado», dijo Nicolas Sarkozy en rueda de prensa tras la reunión de los líderes europeos para preparar la cumbre de Washington. Aseguró que esa época terminó el 18 de setiembre con la decisión de las autoridades de EEUU de dejar quebrar al banco de inversión Lehman Brothers sin consultarlo con nadie. «La crisis es mundial, pero sabemos muy bien de dónde ha partido (...) La solución debe encontrarse con ellos, pero no aceptaremos irnos con las manos vacías», apostilló Sarkozy.
Cambiar las reglas
Desveló que ya ha comunicado a Bush que la UE quiere que de la cumbre salgan «decisiones ambiciosas y operativas». «No se trata de ser agresivos contra nadie, ni de ser rígidos en nuestras posiciones. Pero hay que habituarse a una novedad política: La Europa política habla con una sola voz», insistió. «No queremos pasar de la ausencia de regulación a un exceso de regulación, pero queremos cambiar las reglas», señaló Nicolas Sarkozy.
Indicó que todos los Estados miembros están de acuerdo en la necesidad de «refundar» el sistema financiero en aspectos como el aumento de la transparencia, la modificación de las normas contables, el combate contra los paraísos fiscales o la supervisión de todas las instituciones financieras, incluidos los hedge funds -fondos de cobertura que se basan en inversiones especulativas, con el objetivo de maximizar su rentabi- lidad-, y las agencias de calificación de riesgo.
Afirmó que también existe consenso sobre la necesidad de reforzar el papel del FMI, aunque Sarkozy admitió que todavía no se sabe en qué sentido irá la reforma porque algunos estados quieren convertir esta institución en una especie de banco central de bancos centrales, otros quieren mejorar sus instrumentos para estabilizar a los países en dificultades y otros pretenden que censure a los países que lleven a cabo políticas económicas erróneas.
La UE quiere que se adopten cinco medidas concretas, entre las que se encuentra la del papel del FMI. Pide que en la cumbre se decida «someter a las agencias de calificación de riesgos a un registro, a normas de gobernanza».
La tercera es la reforma de las normas contables para mitigar el impacto de las turbulencias en las cuentas de los bancos y que se consagre el principio de que «ningún segmento de mercado, ningún territorio ni ninguna institución financiera escape a la vigilancia». También reclama que se establezcan códigos de conducta.
La izquierda abertzale presentó ayer en Iruñea un decálogo para hacer frente a la crisis «desde la izquierda» y con el que iniciará una ronda de debate con todos los movimientos sociales y sindicales de Nafarroa.
El portavoz Sabino Cuadra dio a conocer las propuestas que, según matizó, «son sólo puntos de partida; es decir, documentos abiertos, que estamos totalmente dispuestos a debatir y analizar para llegar a acuerdos en común».
«Vamos a comenzar una ronda de reuniones con asociaciones sindicales, sociales y políticas de izquierdas para crear un frente común ante quienes quieren hacernos pagar a nosotros las consecuencias de una crisis que ellos mismos han creado», apuntó Cuadra, al tiempo que matizó que en esa ronda no incluirán al UPN, PSN ni PNV, ya que «han sido agentes activos en la política neoliberal y de derechas que ha propiciado llegar a la situación en la que estamos».
Las medidas contenidas en el decálogo, que distribuirán «barrio por barrio y pueblo por pueblo», buscan «comenzar a construir una alternativa a la política neoliberal del capital y sus gobiernos, que avance seriamente en la dirección de construir una sociedad asentada en parámetros de solidaridad y democracia y no de fraude, depradación y despilfarro como hasta ahora».
La izquierda abertzale tiene previsto celebrar jornadas para llegar a «acuerdos con contenidos» para afrontar la crisis y en las que quieren aglutinar en un frente común «a todas las fuerzas de izquierdas».
Cuadra alertó que «los empresarios, bancos centrales y políticos se siguen llenando los bolsillos, pero nos piden a la ciudadanía que nos apretemos el cinturón».
La intensa campaña diplomática desplegada por el Gobierno español para hacerse con el «asiento» cedido por el Estado francés -París cuenta con dos puestos en la cumbre del día 15, uno por la Presidencia de la UE y otro como integrante del G-8- vivió ayer su punto álgido. Las palabras de Sarkozy señalando que era partidario de la participación del Estado español, igual que la de los Países Bajos, fueron tomadas como una invitación por distintos integrantes del Ejecutivo español, que anoche anunciaba la asistencia de Zapatero aludiendo a un comunicado de la Presidencia gala. La Casa Blanca, que debía dar el visto bueno como anfitriona, no se pronunció.