Carmen Zuazo, José Allende, Ana Asua, Jose Mari Olaskoaga Getxo
Un búnker en Getxo
El Consistorio getxotarra, tan necesitado al parecer de nuevas y costosas «construcciones», pretende destruir los inmuebles actuales y levantar un nuevo edificio de dos plantas y sonoras paredes de hormigón
Una nueva amenaza reaparece en el Ayuntamiento de Getxo, de la mano del comando «Euskadi, Destrucciones y Contratas», con la propuesta de «construir» un flamante edificio «búnker de hormigón», en el frente marino de la playa de Ereaga. El edificio suplantará al conjunto playero que conforman el bar La Terraza y dependencias de servicios municipales para la playa por una parte, y la casita de madera «azul marino» que, desde la falda del monte y perfectamente integrada con el paisaje, sirve con elegante dignidad y humildad arquitectónica de oficina municipal de turismo.
El bar La Terraza y los servicios playeros que alberga este marinero y recatado inmueble, nada ostentoso y respetuoso en extremo con el entorno, es de una sola planta y, además, se sitúa un metro por debajo de la cota del paseo-carretera de Ereaga. El conjunto manifiesta con delicadeza su textura marina junto al respeto absoluto del magnífico edificio del Hotel-Balneario Igeretxe, hito de la arquitectura vizcaina de la época.
El proyecto ahora propuesto por el Ayuntamiento, insultante y pretencioso búnker, pretende liquidar y sustituir a ese delicado conjunto playero de La Terraza y caseta de madera «azul marino», que tan bien se integra en la falda del monte. Ambas piezas, por ser nada agresivas, encajarían muy bien en el estilo de la costa vasca de Iparralde por su recatado trantamiento del paisaje.
Sin embargo aquí, el Consistorio getxotarra, tan necesitado al parecer de nuevas y costosas «construcciones», pretende destruir los inmuebles actuales y levantar un nuevo edificio de dos plantas y sonoras paredes de hormigón presupuestado, claro, en 3,5 millones de euros. Algunos pensamos que representa un salvaje atentado a aquel entorno y un insulto para el Hotel Balneario Igeretxe y el paisaje de esa fachada marítima.
Resulta un sarcasmo que el pretendido «búnker» se promocione, en el periódico «Getxoberri» del Ayuntamiento, con el demagógico eslogan: «El nuevo edificio multifuncional de Ereaga generará energía propia y absorberá contaminantes del aire» (Setiembre de 2008).
El Ayuntamiento continúa señalando con desparpajo: «el nuevo edificio será sostenible», añadiendo sin recato alguno que «será el primer edificio de todo el Estado... cuyo revestimiento exterior será realizado con un tipo de hormigón especial... que garantiza la absorción de elementos contaminantes (benceno, tolueno, sulfatos ...)». ¡Horror, socorro...! Existiendo ese peligro... ¿Getxo sólo tendrá un único edificio, un solo edificio, con ese milagroso tipo de hormigón? ¡Qué desprecio al ciudadano!, ¡cuánta demagogia...! Se da la paradoja de que ese «búnker ecológico de hormigón» se encuen- tra ubicado justo enfrente de la concentración energética-química más peligrosa de todo el Estado, en Punta Lucero ( refinería de petróleo, mastodónticos depósitos de gas licuado, depósitos de petróleos, gasóleos... etc). Pues bien, sin embargo, señala «Getxoberri», este edificio «búnker» contará «además, con energía geotérmica, paneles solares, sistema de purificación de aguas grises...». La manipulación con que se trata al lector getxotarra no puede ser más burda e insultante.
La fachada marítima debería respetarse al máximo y actuar sólo con aquellas nuevas construcciones que resulten imprescindibles. No tienen más que copiar cómo se actúa en la costa de Iparralde donde, por ejemplo, los aparcamientos en el litoral no se hacen inyectando más cemento y hormigón como aquí (véase playa de Plentzia, Sopelana, etc...), sino con tecnologías blandas como traviesas de madera, setos vegetales y artilugios nada agresivos y traumáticos para el paisaje y territorio. ¿Cuándo salió el concurso de adjudicación de ese proyecto a información y escrutinio público? ¿Qué tribunal imparcial ha decidido el proyecto ganador entre otros que, suponemos, se presentaron? ¿Qué participación pública se ha propiciado y dado? ¿La ciudadanía de Getxo acepta sin rechistar esa agresión paisajística, estética, dictatorial, de ese búnker de hormigón en su ya torturada y delicada fachada marítima?