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Crónica | Salud laboral

60 millones de trabajadores siguen padeciendo ruido excesivo en su trabajo

Todavía, según los últimos datos oficiales de la Comisión Europea, un tercio de los trabajadores sigue padeciendo un ruido excesivo en su trabajo. Aunque se ha modificado la legislación, en la mayoría de los casos los empresarios no han acometido las medidas de protección para evitar que los trabajadores sufran ese daño que les puede dejar sordos.

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Juanjo BASTERRA

En la Unión Europea existen más de 60 millones de trabajadores, la tercera parte de la población ocupada, que están expuestos a unos niveles elevados de ruido durante más de una cuarta parte de su jornada laboral. Los cambios normativos dentro de la UE no se están trasladando a los puestos de trabajo con la rapidez prevista, como reconoce la Comisión Europea.

A partir de febrero de 2006 entró en vigor la nueva directiva sobre el ruido en el espacio de trabajo y en la que se trata de proporcionar un nivel mínimo de protección para todos los trabajadores en la Unión Europea, según reconoce la Agencia Europea de Seguridad y Salud Laboral. Se establecieron unos niveles medios de entre 80 decibelios y 85 decibelios, un poco por debajo de la anterior normativa, aunque se introduce un valor límite de exposición al ruido en 87 decibelios. En este caso la legislación remarca que «no debe superarse, incluso si se utiliza la protección auditiva».

Los trabajadores deben reclamar las condiciones de trabajo adecuadas en esta materia. Porque, como insiste la Agencia Europea, que tiene su sede en la Gran Vía de Bilbo, «cualquier persona expuesta al ruido pertenece a un grupo de riesgo. Cuanto más alto sea el nivel del ruido y la duración de la exposición, mayor es el riesgo de sufrir daños». Se calcula que en la industria manufacturera y la minería, un 40% de los trabajadores están expuestos a importantes niveles de ruido durante más de la mitad de su jornada laboral.

En la Construcción, como reconoce el Observatorio de Riesgos de la Agencia Europea, ese porcentaje se reduce al 35% y en otros muchos, como la Agricultura, Transporte y Comunicaciones se sitúa en un 20% la población ocupada afectada. La Agencia Europea reconoce que en los sectores de Servicios, la Educación y la Atención Sanitaria, además de bares y restaurantes, son propicios también al problema del ruido. «En un estudio realizado en centros de enseñanza preescolar se observaron niveles de ruido superiores a 85 decibelios», dice el observatorio europeo. También pone otro ejemplo como que durante «la representación de «El lago de los cisnes» se constató que el director estaba expuesto a un nivel de ruido de 88 decibelios, por encima del límite que marca la legislación actual». También los transportistas están sometidos a una alto nivel, ya que se calcula un nivel medio de 89 decibelios.

Protección del trabajador

La legislación en materia preventiva obliga a los empresarios a proteger la salud y la seguridad de los trabajadores. Para ello, los trabajadores tienen que demandar a los empresarios que «realicen una evaluación de riesgos que puede conllevar la realización de mediciones de ruido, sin descuidar todos los riesgos potenciales (por ejemplo, accidentes o pérdida de audición)». Tras dar ese primer paso, la legislación obliga al empresario a «eliminar en la medida de lo posible las fuentes del ruido, controlar el ruido en su origen o reducir la exposición de los trabajadores al ruido mediante medidas de organización del trabajo y de diseño del puesto, incluidas la señalización y la limitación del acceso a las zonas en las que los trabajadores pueden estar expuestos a ruido superiores a los 85 decibelios». Los empresarios también tendrán que poner a disposición de los trabajadores los equipos de protección individuales para que eviten esa situación.

La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo reconoce que los empresarios deben «informar, consultar y formar a los trabajadores en relación con los riesgos que corren, las medidas para trabajar con poco ruido y la forma de utilizar los dispositivos de protección acústica». Todo esto debe incluir un control exhaustivo y pormenorizado de las medidas preventivas, incluida la vigilancia sanitaria. Sin embargo, la Comisión Europea reconoce que no se están produciendo avances importantes en materia de control de este grave problema que hay en los centros de trabajo.

 

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