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Grandes esperanzas (tú no, Aguirre)

Ines INTXAUSTI | Crítica de televisión

Estoy enamorada de un hombre. Me gusta todo -absolutamente todo- excepto hacer el amor con él», me dijo una amiga nada ingenua y muy lista que acaba de quedarse viuda. Yo podría decir lo mismo sobre la televisión. Me gusta todo, excepto vivir con ella. Hoy que, como siempre, es obligatorio vestir de negro para salir a la calle, ya que el hombre que manda en el mundo es de ese color, la gente está roja de ira y no puede controlar su desazón contra sí misma. El otro día, sin ir más lejos, asomaban en la pantalla ciudadanos optimistas y contrariados al mismo tiempo por el triunfo de Obama y la suerte de McCain. Un martes en el que todo el universo vio el mismo programa. Como cuando juega la selección argentina... Un récord de audiencia con una sola programación. Exactamente igual a lo que ocurre con otra selección, la de los canales que ofrecen la misma comida pero envuelta en distintos paquetes. Y, cuando digo paquetes, no me refiero connotadamente a ninguna dotación extraordinaria de los chicos que le jalean el agua a Tele5 bajo un edredón de todo a 100.

Por lo menos en EITB saben guardar muy bien las formas. «Pilotari» se mantiene con una propuesta discreta y rentable muy fácil de digerir. «Klikowsky» se convertirá muy pronto en un clásico de la casa, gracias a un acierto redondo: situar la acción en la zona Pyme de Eibar o, lo que es lo mismo, en el ombligo del corazón de nuestro pueblo vasco y trabajador. En la última entrega jugaba el Eibar.

Díganme si eso no es-lo-más-de interés general popular. Una barra, un taller, una suegra, un argentino, uno de fuera, un sobrao. Mucho sentido del humor y un todo vale en el guión, nunca visto hasta ahora. Lo que sí parece es que al Euskal Irrati Telebista, al contrario que a Bilbao, no le interesa ser cool. O simplemente, no lo es. O quizás le resulte imposible serlo. O menos improbablemente, no está capacitada para serlo. Y le importa un pimiento, sí señor. Con dos cordones y un zapato. Pero no hay que perder la esperanza Y toda ella está puesta en ETB3.

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