Parece que la oferta ha alcanzado su diseño apropiado, flexible, pero con una estructura que se va consolidando y lo hace desprendiéndose de cualquier otra cosa que su nombre de marca «Salvados», sin añadir ningún objetivo más, lo que le da el formato de magazine, y puede colocar a la vez un encuentro o encontronazo de Jordi Évole con Federico Jiménez Losantos, en una de esas joyas televisivas que se mantendrán durante meses o años en Youtube, porque se ve la mala leche que emponzoña toda la actividad pública del pequeño mínimo hombrecito de la Cope incapaz de ver más allá de odio y ombligo.

Había decidido el programa hacer unas cuestación para ayudar a pagar las multas que le van cayendo en los juzgados al insultador del púlpito radiofónico de la jerarquía católica, y si su actitud frente al presentador fue digna de figurar en un muestrario de la contención imparable de sus demonios interiores, su entorno se mostró absolutamente desmadrado, violento, como es de esperar. Y en la calle, nos pasaron destellos de aquellos que daban sin pensárselo, para que su líder de la extrema derecha no sufra, hasta aquellos que se mofaban descaradamente y quienes se encaraban con los cuestadores porque descubrían que se estaban riendo de FJL, un líder de pacotilla.

La cuestión es que el programa tiene sus secciones fijas, como la denominada «Entrevista en profundidad con...», que es un cachondeo perpetuo, porque sin ir más lejos la otra noche fue con Joaquín Reyes y toda se basó en saber si su apellido era con y griega o con elle; sus corresponsales callejeros, sus historias montadas, como la de una pareja que aparcó su tienda de campaña en zona azul, pagando el ticket y fue instada a abandonar por la policía municipal, o un paseo en coche con aquel personaje macarra y callejero llamado El Yoyas. El conjunto de oso ello le da un tono muy especial. No se trata de un simple estilo, sino que cuenta mucho el tono, la personalidad del director que es un tipo rápido, ocurrente pero que se muestra como si fuera alguien al que le falta un cuarto de hora de hervor. Es entremedio, y pasan los límites. Es una beuna opción de La Sexta.