«El cine recupera con este trabajo esa función social que tuvo y que parecía perdida»
Directora de cine
Empeñada en sacar a la luz historias ocultas, Helena Taberna presenta su proyecto más ambicioso hasta el momento. En él, parte de la historia de un familiar suyo para narrar el papel de la Iglesia en la Guerra del 36, «que se atrevieron a bautizar como `Santa Cruzada'».
Después de todo el duro y largo trabajo, ¿cómo valora el resultado?
Ha sido un parto estupendo. Estoy muy contenta. Pienso que los 70 años que ha costado el poder hacer una película que cuente el dolor de los perdedores, el dolor de la mayor parte de nosotros, han servido.
¿Se podría calificar como su contribución a la recuperación de la memoria histórica?
Sí, una contribución que comenzó hace tiempo con "Recuerdos del 36". Entonces, no eran tiempos porque, cuando un productor se había interesado en este proyecto y estaba en ello, le habían dicho en los espacios de cine y teatro a ver si tenía permiso de la Iglesia y entonces no se pudo hacer. Pero yo soy de naturaleza positiva, y el proyecto se quedó esperando a mejores momentos. Ahora creo que como cineasta estoy más preparada. Además, las circunstancias han querido que salga cuando el tema de la memoria histórica ha dejado de ser algo particular y privado para convertirse en un dolor y un clamor generalizado. Me llena de gozo poder aportar una pequeña parte a ese debate. Es bonito porque el cine recupera así esa función social que tuvo en otros momentos y que ahora parecía perdida
¿Cómo le ha afectado personalmente la historia de su familiar, Marino Yerra?
Cuando yo paseaba por la calles del pueblo, y señoras mayores se me acercaban con un respeto enorme y decían «qué bien nos hizo aquel» . Son cosas que se te quedan grabadas de la infancia. Con 16 años leí el libro de memorias de Marino y me marcó definitivamente. Me parece precioso que Unax lo transmita tan bien. Casi todos los espectadores jóvenes se van a sentir identificados con ese personaje que era sacerdote pero que podía haber sido el Che o cualquier otra persona de las que anteponen sus ideas a la comodidad que el poder te ofrece
¿Qué quería aportar a la visión sobre la Guerra del 36?
Me interesaba contar la barbaridad de la «Santa Cruzada», nombre con el que la Iglesia acometió una guerra contra el poder legítimo. Me parece espeluznante el uso de este nombre. Por ejemplo, el cardenal Gomá aparece citado en la película; él dijo que no era una Guerra del 36, que en realidad era un plebiscito armado. ¿Cómo se pueden decir estas cosas? Quise poner todo eso en la mirada cinematográfica, que es muy rica, y en el pensamiento y en el análisis de todos, pero sobre todo de las generaciones siguientes. A la vez que contábamos una buena historia de cine, estábamos dando un elemento de reflexión de la historia, que tiene muchos elementos en común con el presente
¿Por qué se localiza en Leitza si la historia pasó en Altsasu?
Altsasu está muy machacado por nuevas construcciones. Con lo cual, había que gastar un dineral en adecuarla. Leitza es perfecto porque está esa plaza que puede contener toda la historia y está la iglesia que es imponente. Era un marco muy bonito para localizar. Luego tenía otra ventaja que como la película es 100 % vasca, desde equipos técnicos, artistas y tal, la mitad se iba a Iruñea y la mitad a Donostia. Eso ayudó a que la producción fuera más ligera.
¿Qué impresión tiene de las proyecciones que ha habido?
En general, recibo una sensación como de abrazo y de agradecimiento. Es muy hermoso lo que está pasa después de la película aunque todavía ha habido pocas proyecciones.
I. A.