Raimundo Fitero
Ellas
La Campos y Ana Rosa se han marcado una sesión de masaje, spa, lavado y peinado en forma de entrevista televisiva en la que han demostrado sus amplios conocimientos de actuación que poseen. Las dos forman parte de la parrilla matutina de Tele 5 y como siempre han existido sus roces, en los momentos que fueron competencia directa en diferentes cadenas, ahora han decidido hacer un ejercicio de auto promoción y de una supuesta sinceridad entre colegas. Están obligadas a entenderse, deben mantener una franja horaria muy competitiva y en estos momentos Ana Rosa Quintana tiene bastante más poder mediático que la Campos, y debe ser generosa, entre otras razones porque además de presentadora la Quintana es empresaria, y le conviene que todos sus productos funcionen para ir adquiriendo más posibilidades de mantenerse en esa irrealidad de descumplir años frente a las cámaras a base de química y física.
Ellas han estado frente a frente, lo mismo que en «59 segundos» estuvieron ellas, Esperanza Aguirre y Ana Pastor, en una entrevista amable, suave, digna, sin acritud, en tono institucional, pero que logró retratar a la señora de la Comunidad de Madrid como una buena cínica, es decir que sabe meter el dedo en el ojo pareciendo que te está quitando una legaña. Su objetivo secreto es Rajoy, y su entretenimiento cinegético es Gallardón. Detrás tiene una legión de intereses inmobiliarios, sanitarios, educacionales y otros asuntos públicos que ha convertido en privados en nombre del liberalismo, que en su caso se conjuga con el Farmatint más agresivo.
En todos los tramos de programación aparecen mujeres suficientemente preparadas para mantener los niveles de audiencia y en temas que no deben estar obligatoriamente relacionados con esa obsoleta noción de programas para «amas de casa», lo que va dejando claro que en este sentido, al menos, se ha evolucionado, y así tenemos que toda la información de La Sexta está en manos de ellas, al igual que aumentan las mujeres en asuntos deportivos diversos, hasta en los más reservados a la tontuna y la testosterona como son los futbolísticos. La tele es cada vez más, una cosa de ellas.