Xabier Silveira Bertsolaria
Repaso anal 2
Doce meses dan para mucho, más que diez y que once, pero por desgracia, propia o ajena, menos que trece. Quizás debido a esta imposición matemática se anticipó el carnaval a enero, para que así la semana santa pudiera llegar tras la cuaresma, o sea, cuarenta días después
Como cada año por estas fechas sería conveniente hacer un pequeño recorrido hacia atrás y recordar lo más significativo e interesante que tan prospero año nos ha deparado. Doce meses dan para mucho, más que diez y que once, pero por desgracia, propia o ajena, menos que trece. Quizás debido a esta imposición matemática se anticipó el carnaval a enero, para que así la Semana Santa pudiera llegar tras la Cuaresma, o sea, cuarenta días después. Veo, llegados a este punto, de obligado interés señalar que me ha dicho un pajarito que la duración de cuarenta días simboliza, entre otras cosas, el retiro de Jesús, el de los 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto, cuando en los calendarios del Mosad los meses contaban con trescientos días. Llegó febrero, lo recuerdo, y se llevó a Manuel González Martínez de Yedra, «Chaval», Marqués de la Rodriga, a los 87 años de edad. Fue alférez provisional, teniente coronel de Aviación y comandante de Iberia. Tuvo 7 hijos, 19 nietos y 2 bisnietos.
Amaneció el sol de marzo con las elecciones españolas y, aguas mil, llegó abril. Aquí, un inciso; hay dos meses que también sirven de apellido y casualmente llegan y pasan de seguido. Tanto que ya estamos en mayo y el Euribor, estaba en su derecho, ha subido; sube hasta el 4,994%, siendo esto una evidencia de la recesión económica que estaba al caer: aunque por poco, mayo no llega a cinco. Junio tampoco decepcionó este año. No decepciono, no, y la princesa Letizia Ortiz se probó las gafas de subtitulado del CESyA en un stand para discapacitados, probablemente, a sabiendas de que en verano las cegueras se agudizan, y mucho.
Así nos pilló Julio, ciegos y discapacitados en plena terraza de bar, o cafetería, según, esperando a las vacaciones que, como las dudas, llegan con agosto. Las primeras, pase, pero las dudas son fundadas todas si se dan en este mes puesto que se le llama agosto en honor a Augusto Octavio. Ahora la duda: ¿Por Augusto agosto o por Octavio octavo?
Dudas que despistan año tras año y, como casi siempre, este pasado septiembre llegó noveno pero se hacía pasar por séptimo. Sep...tiembre, sep...timo, y nos timó, y volvimos a la terraza ciegos a discapacitarnos. Pero octubre ya no hace trampas y llegó décimo como dios manda, con su día doce y todo, llevándose por delante a toda bolsa que se le pusiera a tiro. Así es él de generoso y se fue dejándose a noviembre para disfrute de todos los santos habidos y por haber. Pero noviembre entró con sábado -mal día para un festivo- y... ¡Obama ganó las elecciones! ¡Menos mal! El cambio ha llegado por fin, como no, durante el mes de los escorpiones.
La salvación es un poco oscura pero es él, ¡él es el mesías! ¡El mundo libre está aquí! Zorionak!
Y sin tiempo para más, que empiece un nuevo año y que sea tan próspero y nuevo como este que dejamos atrás. Urte berri on!