La distribución de ayuda alimentaria a la población de la Franja de Gaza quedó ayer suspendida debido al refuerzo del bloqueo israelí, mientras la violencia continúa y amenaza con dar el golpe de gracia a la tregua en vigor desde el 19 de junio.

«No tenemos más productos. Nuestros depósitos están vacíos», declaró a France Presse Chris Gunness, portavoz de la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para la ayuda a los refugiados en Palestina. «Eso significa -añadió- que los niños, madres de familia y ancianos palestinos, los más vulnerables y desfavorecidos de Oriente Próximo, no recibirán ya la asistencia de la ONU».

En situación normal, la UNRWA distribuye ayuda humanitaria a unas 750.000 personas, la mitad de la población de la Franja de Gaza, pero hace algunos días dejó de recibir provisiones debido al refuerzo del bloqueo impuesto por Israel con el pretexto de intentar poner fin al lanzamiento de cohetes.

El cierre de los pasos, que se mantenía ayer, también provocó una falta de combustible que supuso cortes de electricidad después de que la única central eléctrica de Gaza tuviera que parar.

«Durante casi un año y medio, a los habitantes de Gaza se les ha negado el acceso libre a gasolina, comida, medicinas y bienes esenciales», denunció Oxfam Internacional, que advirtió de que «si la comunidad internacional no actúa inmediatamente, el sufrimiento humano alcanzará cuotas muy altas y se pondrá en peligro el proceso de paz».

Además, Israel volvió a realizar una incursión aérea en el norte de la Franja, en la que hirió a dos activistas de la Jihad Islámica. Según el Ejército hebreo, el ataque se dirigió contra un «grupo de terroristas que se preparaban para lanzar cohetes contra el sur de Israel».

Estos ataques están debilitando todavía más la frágil tregua, que el viceprimer ministro israelí, Haim Ramon, dio ayer por muerta «de facto».