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Estitxu Ugarte Lopez de Arkaute Responsable de comunicación de HIRU

Un tren sin vagón

Debería ser labor de las instituciones presentar diferentes proyectos y alternativas a los problemas para que las y los ciudadanos puedan formarse una opinión, elegir y decidir

Los responsables del Departamento de Transportes del Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca presentaron en su día, a bombo y platillo, un estudio con el objetivo de justificar la necesidad de llevar adelante el proyecto de «Y vasca» para evitar el tránsito de mercancías por carretera y descongestionar las mismas. El estudio concluía que una vez puesto en marcha el Tren de Alta Velocidad, y con la adecuación de la actual red ferroviaria, 800.000 camiones desaparecerían de las carreteras vascas en diez años. Nada más lejos y nada menos.

Tras un análisis del estudio en cuestión y de los realizados por otras instancias, llama la atención, en primer lugar, el hecho de que en los últimos 30 años se hayan perdido casi 300 kilometros de vía férrea sin que ninguna administración autonómica se preocupara por ello, a pesar de que el tráfico de mercancías por carretera se ha ido incrementando.

En segundo lugar, que los datos aportados por el Departamento de Transportes del Gobierno Vasco se basan ex- clusivamente en hipótesis que, por supuesto, avalan siempre las tesis de quienes las plantean. Así, decir que con el Tren de Alta Velocidad la capacidad del ferrocarril para transportar mercancías aumentará hasta un 220% es tan hipotético como decir que no aumentará nada.

Y una tercera cuestión, y muy importante. El estudio deja claro que el Tren de Alta Velocidad servirá básicamente para el transporte de paquetería. Teniendo en cuenta que en este país la mayor parte de la mercancía que se transporta es pesada (productos siderúrgicos, automoción, etc.), no parece que el Tren de Alta Velocidad vaya a resolver el problema de congestión que sufren las carreteras vascas.

Así las cosas, el estudio refleja una intencionalidad clara: la de intentar vender con una agresiva campaña de propaganda un «proyecto milagroso», que hará desaparecer los odiosos camiones de las carreteras vascas. Lo peor de todo es que esta campaña de propaganda se lanza para evitar la necesaria participación de la sociedad vasca, a la que se ha hurtado el debate sobre la infraestructura más cara de la historia de esta comunidad, no sólo en lo económico sino también medioambiental y socialmente.

Debería ser labor de las instituciones presentar diferentes proyectos y alternativas a los problemas para que las y los ciudadanos puedan formarse una opinión, elegir y decidir en consecuencia. Sobre todo ante macroproyectos de este tipo. Aquí, sin embargo, con el argumento de que la mayoría de los partidos están a favor del Tren de Alta Velocidad, los políticos profesionales de Lakua y Madrid han ignorado a la sociedad y, con su prepotencia habitual, han despreciado a quienes por medio de la consulta popular se han opuesto a este proyecto .

Al tren que quieren poner en marcha le falta el vagón de la participación y del debate social, y le sobra el de la imposición y la criminalización de la oposición.

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