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El PS francés no sabe hacia dónde girar

El Congreso del Partido Socialista francés (PS) celebrado este fin de semana en Reims no ha servido para aclarar quién se pondrá al timón para dar un nuevo giro a una embarcación que en los últimos años no cesa de naufragar cada vez que se enfrenta a una cita electoral relevante. Será la militancia del partido la que el próximo jueves deba elegir entre las tres candidaturas que se han mantenido en sus trece pese a los constantes llamamientos a la unidad -que muchas veces no pasan de ser meros mensajes cargados de hipocresía- y a las soterradas negociaciones que se han producido entre las distintas delegaciones. Evidentemente, trasladar una imagen de división interna de tal calado puede tener un coste a corto plazo no deseado, pero en esta ocasión no sólo se trata de elegir entre rivalidades personales, sino que se debe dilucidar el proyecto de futuro, al menos a medio plazo, del PS.

Aunque Ségolène Royal ha recordado una y otra vez que llegaba con el apoyo mayoritario de la militancia a su moción, que obtuvo un 29% en la votación del pasado día 6, también es cierto que su propuesta de sellar una alianza casi estratégica con el MoDem de François Bayrou ha levantado muchas voces en su contra y, eso se verá dentro de cuatro días, quizás sea lo que haya hecho más fuertes a sus adversarios. Porque apostar por esa unión con el centro-derecha como alternativa a Nicolas Sarkozy de cara a las elecciones presidenciales previstas para 2012 no parece un gancho muy atractivo para quien, precisamente, es la imagen de la derrota ante el líder de la derecha francesa.

Tampoco es fácil de entender la posición de Martine Aubry, quien fuera la impulsora de la Ley de las 35 horas en el Gobierno de Lionel Jospin, que ha llegado a la Alcaldía de Lille este mismo año gracias a una alianza con el centrismo del que ahora quiere desmarcarse.

Con menos bagaje político, Benoît Hamon, el candidato más joven, espera consumar la sorpresa y, según ha prometido, dar un giro hacia la izquierda.

Falta por saber si la militancia es capaz de elegir un rumbo claro o si el PS termina hecho jirones.

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