La adversidad y sus reversos
Ines INTXAUSTI
Crítica de televisión
Ainhoa Arteta habló en directo en la entrevista que Jorge Lucas hizo a Rojas Marcos en su programa de entrevistas. Ainhoa es una cantante maravillosa, fuerte y talentosa, pero siente la necesidad de un siquiatra a su lado. No voy a decir nada de la tolosarra, pero sí de Rojas Marcos. Un hombre simpatiquísimo con una actitud vital envidiable, pero no menos que la anterior invitada de Lucas: Carmen Maura. La actriz es una mujer valiente, expresiva y feliz. Con muchísimo talento. Y, sobre todo, actitud. Actitud, como dicen los mexicanos. Maura ha tenido una vida privilegiada en origen, pero dura en vicisitudes en su desarrollo. Y, a pesar de todo, dice esforzarse día a día y ser feliz, muy feliz. Para nosotros lo quisiéramos todos, ¿no? Jorge Lucas ha resurgido para la televisión cubriendo el espacio que dejan el loco de la colina o el propio Pedro Ruiz de una manera más tranquila y discreta. Un periodismo de lo más agradecido. Fijo que no cobra lo que la Mercedes Milá o la Ana Rosa Quintana. Pero tampoco enseña tanta carne. Ni pone la mano en la chapa.
Lucas es un hombre tranquilo que transmite paz e inocencia. Y, a veces, -y esto no está nada bien-, cierta ingenuidad. Las entrevistas en profundidad dependen del tipo de individuo al que te enfrentas. Muchos de ellos dan un juego terrible desde el minuto cero explicando la nada en sentido absoluto. Y el espectador no se aburre. Muchos otros, sin embargo, y, coincidiendo con el tamaño de su capacidad intelectual y creativa, se paralizan ante el entrevistador y son incapaces de articular una idea mínimamente íntima que desvele su personalidad ante el espectador.
Por eso se agradece la presencia de gente como Carmen Maura y Luis Rojas Marcos. Elegantemente sinceros, respetándose a sí mismos y enseñando unas maneras muy brillantes de contarnos los pasajes más gloriosos o más ruinosos de sus propias vidas sin perder de vista un necesario sentido del humor y de la integridad. Luces y sombras como en la copa de anís con coñac. Brindemos por ellos. Y por los que son como ellos.