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Responsabilizan a cuatro doctoras por una parálisis cerebral infantil

Un recién nacido sufrió una parálisis cerebral que le ha dejado graves secuelas, al parecer, a causa del comportamiento de cuatro doctoras de un centro hospitalario de Donostia. La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de «lesiones por imprudencia grave».

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La Fiscalía de Gipuzkoa pide dos años de cárcel para cuatro doctoras que atendieron a un bebé desde su nacimiento hasta que fue dado de alta. La «parálisis cerebral» que sufrió el bebé en una clínica privada de Donostia le ha dejado graves secuelas. Al parecer, las acusadas son la ginecóloga de la madre, la pediatra que se encargó del bebé tras su nacimiento y las dos médicas que hicieron las guardias los dos días que el pequeño permaneció hospitalizado.

El escrito de acusación provisional de la Fiscalía, al que tuvo acceso la agencia Efe, explica que «el recién nacido sufrió una parálisis cerebral infantil» supuestamente «como consecuencia del comportamiento» de las cuatro procesadas durante el tiempo en que el bebé estuvo bajo control médico.

Las dolencias sufridas han dejado al niño graves secuelas por las que se le ha reconocido una minusvalía del 46%. El niño padece una descoordinación motriz y una disfunción motora grave, así como «pérdida de capacidad intelectual» y trastornos del habla.

El documento del fiscal explica que los hechos se remontan al mismo momento del nacimiento del bebé, concretamete la madrugada del 30 de setiembre de 1999. La ginecóloga de la madre acudió al parto sin el historial de la paciente, en el que se recogía que el padre padece una enfermedad sanguínea hereditaria denominada «esferocitosis con esplenectomía».

Este mismo texto aclara que, al trasmitirse esta dolencia que afecta a los hematíes a los descendientes «puede aparecer en el período neonatal» acompañada de «anemia e hiperbilirrubinemia lo bastante intensas como para exigir fototerapia o transfusiones (de sangre)» .

No se practicaron pruebas

En cuanto a la pediatra acusada, el documento de la Fiscalía indica que la ginecóloga no comunicó este antecedente médico del padre ni a la pediatra ni a la comadrona que participaron en el nacimiento. Tampoco transcribió «un dato tan relevante en el parte de asistencia al parto y puerperio». También responsabiliza a la pediatra por no preguntar a la ginecóloga ni a la madre «sobre posibles antecedentes familiares». Y le reprocha que consintiera que «el historial maternal y perinatal» fuera «redactado por la comadrona».

Además, según el fiscal, la pediatra «no realizó una valoración inicial antes del nacimiento y no dejó constancia escrita de su actuación durante el parto», por lo que «facilitó que el relevante dato» de la enfermedad que sufría el padre «no fuera conocido y que no se practicaran más pruebas para anlizar el estado físico» del bebé.

En lo que se refiere a las otras dos doctoras, las presuntas negligencias que recoge el documento ocurrieron durante las guardias de los días 1 y 2 de octubre. La doctora de guardia del primer día que estuvo ingresado el bebé en la clínica «no siguió las indicaciones para que le fueran tomadas las constantes en cada turno, aunque [el bebé] hacía ruido al tomar aire y presentaba distorsiones en su frecuencia respiratoria». Esta doctora tuvo conocimiento de los resultados de una prueba practicada al pequeño que indicaba que sufría una «acidosis», por lo cual debería haber sido sometido a «pruebas complementarias» que «no ordenó».

El fiscal recuerda que los datos correspondientes a las constantes vitales del niño «fueron manipulados», pero «no se ha podido acreditar la autoría de esta alteración».

La segunda médica de guardia fue la que dio el alta al bebé sin realizar ninguna «prueba complementaria» a pesar de conocer que «tenía algún grado de ictericia».

El 4 de octube los padres trasladaron al niño a un hospital público de Donostia, donde se le detectó una elevadísima tasa de bilirrubina que le causó una «anemia hemolítica», que los doctores intentaron atajar. A pesar de ello, el niño sufre secuelas graves, por lo que debe recibir «ayudas específicas».

El Ministerio Público solicita una indemnización de 51.692 euros para los padres del menor por los días invertidos para su curación y otra cifra por las secuelas sufridas que deberá concretarse durante el juicio oral.

MINUSVALÍA DEL 46%

Las dolencias sufridas han dejado al niño graves secuelas por las que se le ha reconocido una minusvalía del 46%. Entre otras, padece pérdida de capacidad intelectual y trastornos del habla.

INDICACIONES

Al parecer, la médica de guardia «no siguió las indicaciones para que al recién nacido le fueran tomadas las constantes en cada turno, aunque hacía ruido al tomar aire y presentaba distorsiones al respirar».

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