Derbi de alta tensión en San Mames
Cara para el Athletic y cruz para Osasuna
El derbi de las urgencias se decantó del lado del Athletic, que recibe un balón de oxígeno, aunque se mantiene en puestos de descenso. El damnificado fue, lógicamente, Osasuna, que alcanza ya las once jornadas sin conocer la victoria, lo que lo deja en el fondo de la clasificación, a cinco puntos de la salvación. Los rojillos fueron mejores tras el descanso, pero no fueron capaces de remontar la ventaja de un Athletic que firmó la sentencia en la recta final.
ATHLETIC 2
OSASUNA 0
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
Aliviados, aunque con mucho camino por delante, los unos, y hundidos los otros. Lamentablemente, no cabía otro desenlace para el derbi de las urgencias, teniendo en cuenta que la victoria ni siquiera permitía abandonar la zona de descenso; y qué decir de la derrota, que conllevaba el castigo añadido del farolillo rojo.
Dentro de tan triste panorama, el balón de oxígeno fue para el Athletic, que se reencontró con la victoria ocho semanas después de haberse impuesto al Valladolid, curiosamente por idéntico resultado. La desolación, lógicamente, le correspondió a un Osasuna que se mantiene en el fondo de la tabla. Ya se han consumido once jornadas de Liga y los rojillos siguen sin conocer la victoria, con una trayectoria que incluso ha empeorado tras la llegada de José Antonio Camacho al banquillo.
La principal carencia del equipo navarro es la misma que tanto le lastró cuando era José Ángel Ziganda el que regía sus destinos: la falta de gol. Y la misma que, probablemente, ayer le impidió obtener un mejor resultado en San Mamés. Porque si bien no puede considerarse injusta la victoria rojiblanca -el Athletic fue mejor en el primer tiempo y además aprovechó sus ocasiones-, la reacción iruindarra tras el descanso también podía haberse considerado merecedora de algún premio que no llegó, sobre todo, por la ausencia total de mordiente.
Sí la tuvo el Athletic en la primera parte de un encuentro que comenzaba con presión añadida para los dos rivales tras las victorias de otros equipos en apuros como Valladolid o Numancia. La canalizaron mejor los locales, que se lanzaron en busca de la portería de Roberto, acogotando a un Osasuna incapaz de serenar el ritmo y casi hasta de posicionarse sobre el campo.
Tampoco fue como para incluir la actuación rojiblanca en los anales del deporte, pero viendo cómo va la temporada, bastante parece que cayeran de su lado iniciativa, ritmo y ocasiones. A cargo estas últimas, sobre todo de un David López y un Fernando Llorente muy activos. El 1-0, de hecho, llegó tras un remate del riojano que, rechazado por Roberto, acabó aprovechando Garmendia. Y a punto estuvo de imitarle David López sólo cuatro minutos después, con una falta que se estrelló en el palo.
Fue la tónica de un primer tiempo en el que Osasuna tuvo bastante con verlas venir y en el que el Athletic, pese a todo, recibió dos malas noticias: la lesión de Ustaritz, que se retiró llorando a la media hora, y su incapacidad de aumentar la renta.
Porque si alguien pensaba que el 1-0 era suficiente ante un rival en tan mala situación como Osasuna, estaba equivocado. Y lo comprobó en cuanto el árbitro le dio al silbato. En buena medida, porque el conjunto navarro, más asentado y ambicioso, mejoró considerablemente. Pero también porque el propio Athletic dio el inevitable pasito atrás, al que no tardaron demasiado en seguir otros dos o tres.
Pero como era un encuentro entre equipos acostumbrados a los deméritos, también la sensación de que Osasuna podía restablecer el empate se debió más a los malos precedentes locales o a los nervios derivados de la necesidad que a las ocasiones de los rojillos. Porque Osasuna insistió, sí; pisó muchó más -tampoco era difícil- el área rival que en el primer tiempo, desde luego; fue mejor que su rival, también... Pero Gorka Iraizoz apenas sí tuvo que intervenir porque a los iruindarras se les acababa la pólvora en cuanto veían la portería. Apenas, un centro de Esparza, una peinada de Vadocz y un balón que Iraola envió a córner ante Portillo tuvieron realmente visos de poder acabar en gol.
El Athletic, de hecho, creó prácticamente el mismo peligro, pese a vivir casi permanentemente encerrado en su parcela. Pero alguna intervención esporádica por bandas y, sobre todo, el trabajo de Fernando Llorente, que acabó desfondado, dotaron de mucho peligro a lo que, en su origen, sólo parecieron despejes en largo.
En una de esas, los bilbainos acabaron montando su contra más clara, con una bonita jugada de Iraola y Joseba Etxeberria por banda derecha que, con una acción aún mejor tras recibir de espaldas en el área, Fernando Llorente convirtió en el definitivo 2-0, matando el partido.
Aunque siempre ha negado la existencia de ultimátum alguno, es evidente que Joaquín Caparrós soltó un suspiro de alivio igual, o mayor, al del resto de San Mamés cuando concluyó el partido.
El técnico compareció, lógicamente, muy satisfecho en rueda de prensa. También esperanzado en que esta semana -en la que el equipo ha sumado cuatro puntos sobre seis, además de rubricar, más allá de las formas, su clasificación copera- suponga el inicio de un nuevo ciclo que aleje al Athletic del infierno. «Esperemos que todo esto sirva para que el futbolista rompa. Ahora nos hacen falta dos o tres victorias seguidas. Es evidente que lo pedimos todos los equipos y todos los entrenadores, pero a ver si enlazamos dos o tres buenos resultados. Desde luego, el equipo entrena, trabaja y se esfuerza para conseguirlo», destacó el entrenador andaluz.
En lo que respecta al partido, Caparrós terminó «muy contento con el equipo y con la afición, que ha tenido un comportamiento para aplaudir desde el primer minuto». El técnico vio «bien» a los suyos en el primer tiempo, aunque lamentó no haber tenido «esa suerte que es especialmente importante para un equipo en nuestra situación. Es una pena que luego hayamos tenido que sufrir tanto porque creo que los futbolistas han hecho méritos suficientes para haberse ido con otro resultado al descanso». Y es que en el segundo tiempo se sufrió de lo lindo. «La responsabilidad pesa, las piernas son de plomo -explicó el utrerano-. Pero hemos hecho un buen trabajo defensivo, cosa que en otros partidos no hemos conseguido, y al final nos ha llegado el premio, con el golazo de Fernando».
El trabajo del delantero fue uno de los que mereció los elogios destacados de su entrenador. «Fernando sigue creciendo y es un chico que se desvive por el Athletic, que quiere triunfar con el Athletic, que ha tenido diferentes etapas y que ahora está recibiendo recompensas. Tiene que seguir creciendo porque todavía tiene mucho recorrido, no tiene techo, y su crecimiento irá paralelo al del Athletic», explicó Caparrós, que también se felicitó por las actuaciones de Garmendia y del debutante Xabi Etxeita.
A.U.L.
La falta de puntería. El eterno lamento de Osasuna también se escuchó ayer en San Mamés, donde José Antonio Camacho se mostró convencido de que su equipo hizo méritos suficientes para firmar un mejor resultado, pero volvió a mostrarse carente de pólvora.
«Yo creo que en la segunda parte podíamos haber metido algún gol o podíamos haber construído algo diferente para haber hecho un gol. Pero nos ha faltado definición -reconoció el técnico murciano-. Tenemos que tener muchas oportunidades para aprovechar alguna. Seguro que con el trabajo que hemos hecho, algún otro equipo con más olfato habría marcado algún gol».
Tras un análisis más amplio de lo sucedido, el entrenador rojillo añadía otra explicación a la derrota. «La diferencia ha estado en la primera parte, sobre todo en los primeros veinte minutos, que nos han pesado bastante», aseguraba Camacho, que admitía que el Athletic saltó con más chispa al césped. «Quizá no hemos empezado con la misma tensión que el jueves, quizá porque no jugábamos en casa. Pero luego el equipo se ha quitado el dominio del Athletic de encima y ha empezado a jugar más. En la segunda parte nos hemos metido más, hemos estado más cerca del área, pero no hemos sabido darle el último toque para jugarlo mejor».
El técnico también reconoció que «no puedo decir nada a los jugadores sobre trabajo o entrega. Pero es evidente que en el fútbol lo que hay que hacer es marcar. Y de momento no lo conseguimos». Tampoco quiso escudarse en la avalancha de lesiones. «Lo único que me preocupa es que el equipo meta gol. Si no juega uno, jugará otro, eso es lo de menos. Pero tenemos que meter gol», insistió.
Como también insistió en su esperanza de que la racha cambie una vez que Osasuna logre su primer triunfo en Liga, visto que el copero ante el Getafe no ha servido de demasiado. «Nos falta esa victoria que nos dé un poco de confianza».
A.U.L.