El Deportivo Alavés, que tenía previsto enfatizar su cambio de esquema y de portero estrenando su nueva equipación negra, comenzó el partido del naranja de la tercera equipación jerecista y terminó sonrojado tras encajar una derrota sin defensa. Y es que, ni el incidente de las camisetas, ni la actuación arbitral ni la pronta expulsión de Edu Albacar sirven de atenuantes para justificar el desplome de los albiazules ayer en Chapin.

A los de Salmerón se le apagaron las luces el día en el que perdieron a Emilio y a Garitano y el novedoso intento de Salmerón por cambiar la dinámica volvió a desmoronarse en otro comienzo de partido indigno de un equipo profesional. Y es que, si la semana pasad el colista necesitó 10 minutos para hacerle dos goles, ayer un Xerez que con su victoria alcanza los puestos de ascenso le hizo tres con los que sentenció el partido en 20.

El revulsivo que Salmerón quiso introducir dando la titularidad a Bonis en lugar de Bernardo y con el nuevo planteamiento táctico de tres centrales se fue al garete en apenas siete minutos, cuando Edu Albacar, el que debía ser el central izquierdo, fue expulsado al ver dos amarillas casi consecutivas.

Sin tiempo a recolocarse y acoplarse a la nueva situación, el Xerez se adelantó en el marcador al aprovechar Pedro Rios el pasillo que encontró en el carril derecho para plantarse ante Nico Bonis y batirle en su salida de bonita vaselina.

Aparece Antoñito

Especialista en hacer sangre de los equipos vascos, el pequeño Antoñito irrumpió en escena para cortar de cuajo cualquier atisbo de remontada por parte de los de Salmerón. Sólo dos minutos después del primer tanto, Momo ganó la línea de fondo y le cedió el tanto en bandeja al delantero sevillano, que volvió a marcar a la media vuelta sólo diez minutos más tarde.

Sin opciones de remontada, el Glorioso lanzó su primer corner en el minuto 67 de partido, minimizar la heridas se convirtió en el objetivo principal, algo que tampoco se consiguió, ni mucho menos. Y es que, a pesar de que el equipo trató en todo momento de mantener la compostura, las situaciones les desbordaron y, además de encajar otros dos goles para completar la manita, -Momo de magnífico saque de falta y Sarmiento a la salida de un corner- perdió a Mateo para el próximo partido ante el Girona en casa tras ver otras dos amarillas.

Al margen de sumar una nueva derrota, el partido de ayer supone otro mazazo anímico para una plantilla en la que los goles encajado se está convirtiendo en una losa difícil de levantar, sobre todo por la cantidad de errores que se cometen. Y es que, son trece los goles encajados en los últimos cuatro partidos disputados y el recuerdo de todo los sufrido la temporada pasada está despertando muy peligrosamente.

Viendo que recuperar la columna vertebral del equipo se antoja como algo urgente, -se espera que Emilio y Garitano pueden sumarse al grupo en esta semana, al margen de lo que pueda suceder con el inédito Fagoaga- una de las únicas buenas noticias del partido de ayer puede ser la recuperación de un José Luis Cabrera que, a pesar de estar falto de ritmo, tuvo sus buenos minutos en el césped de Chapín. El madrileño dio más empaque a la medular y puede ser un elemento importante de cara a levantar la cabeza.