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Derbi de alta tensión en San Mames

A falta de buen juego, para la grada bueno es un mal árbitro

Ser colista y vicecolista acojona hasta a la afición más cañera. Y ayer, en San Mamés, había acojono. Pocos cánticos fuera del estadio en los prolegómenos del partido, menos ambiente aún dentro del terreno de juego y al final, unos que respiraron y otros que siguieron tragando saliva. ¿Hasta cuándo?

Joseba VIVANCO

«Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual...», cantaban, minutos antes del encuentro, media docena de acérrimos seguidores rojillos en los extrañamente silenciosos aledaños de San Mamés. Y, por su bien, confiamos en que hubieran bebido. Humorizaba una revistilla de ésas gratuitas que reparten a diestro y siniestro, con que al Athetic le visitaba el «farolillo rojillo». Pero de rojo tuvieron poco, porque vistieron de blanco, aunque colorados salieron del estadio sus silenciosos seguidores, que apenas se dejaron oir en una Catedral en la que a falta de buen fútbol, bueno es un mal árbitro.

Arrancó el partido con muchas sillas aún vacías y es que el horario televisivo no perdona ni la sobremesa ni la siesta. Tímidos gritos de Euskal Herria -alguna pancarta recordaba que ése es el nombre de nuestra selección-, también otros que llamaban al PNV «español» y las iniciales ganas bilbainas auguraban algo bueno del bautizado como «partido en el infierno».

Era pronto para saber quién se quemaría al final de los noventa minutos, pero donde sí empezaron a saltar chispas y pronto fue en el duelo Llorente-Kutxaga. El rojillo debió de colocar la foto del rubio de ojos azules en su mesilla de noche y a fe que anoche seguiría soñando con él.

San Mamés no ruge. Lo hacen sus fondos, y a ratos. Tiene que haber algo que excite a su afición y hoy por hoy no es el buen juego. Así que se dedican a proteger con sus gargantas cualquier `caricia' a su nuevo goleador -vayan rezando los devotos rojiblancos a la amatxu de Begoña para que el riojano no se gripe-, ovacionan al joven león Ustaritz cuando se lesiona, rugen cuando pisa el césped el nuevo cachorro Etxeita, suspiran cuando Garmendia la manda al fondo de la red con la pierna mala, vitorean al unísono el primer y único cambio de juego de todo el partido en las botas de Orbaiz y la toman con el trencilla madrileño porque es imposible ser tan malo e irse de rositas. Y así se llegó al final del primer tiempo. ¿Y los aficionados rojillos? Pues que perdonen mi sordera, pero no escuché ni un sólo cántico de ánimo de Osasuna que resonara nítido en el campo. Y es que no tenían argumentos para ello.

En la segunda mitad, y a falta de bocadillo por aquello de que ya cenaremos en casa, la grada, la rojigualda, se apretó los machos, respiró hondo y vivió su particular viacrucis de las segundas partes, sí, aquellas que nunca fueron buenas, sobre todo para el Athletic. Menos mal que salió a calentar Santi Ezquerro y la gente tuvo a quién pitar. Eso sí, cuando saltó a la hierba, los silbidos atronaron. Al contrario que cuando lo hizo el `gallo' Etxeberria, quien a la postre hizo lo que tenía que hacer y `dió' el segundo gol.

Fue la puntilla. San Mamés echó el aire. Se quitó el corcho y respiró. Los gritos fieles de ¡Athletic, Athletic! se contagiaron. El farolillo de la Liga sigue siendo rojillo. Y sus seguidores, espero, que sigan bebiendo.

Llorente-Krutxaga y Kike Sola-Aitor Ocio, dos duelos de altura

El gran duelo del partido, aunque muy desequilibrado en favor del ariete local, fue el protagonizado por Fernando Llorente y César Krutxaga. Además de tocar muchos balones por arriba y por abajo, el riojano obligó al de Ezkaroze a hacerle algún que otro penalti y a realizar un par de despejes que estuvieron a punto de colarse en la portería de Roberto. Pero en el otra área hubo un choque soterrado del que también salieron chispas; el protagonizado por Kike Sola y Aitor Ocio. Ambos se las tuvieron tiesas tras caer al suelo en un balón bombeado, y posteriormente el de Cascante se quejó de un golpe del gasteiztarra en el centro del campo, sin que el balón estuviera en juego. R.S.

Harmailetan ere zurigorrien garaipen garbia derbi hotz batean

Urteko derbi bakarra izan bazen ere, inoizko hotzenetarikoa gertatu zen. Zurigorriak jaun eta jabe izan ziren harmailetan ere. Batetik, Athleticek Iruñera bidalitako sarreren salneurria oso garestia zela-eta (70 euro), Osasunazalerik ez zen apenas izan San Mamesen. Bestetik, bere kabuz joan zirenek ere ez zuten girotzeko aukera handiegirik izan, erabateko nagusitasuna erakutsi zuelako Caparrosen taldeak hasiera-hasieratik. Osasunak aurten daraman bilakaerak ezinezkoa zirudiena lortu du; hau da, taldeko zalegoaren animoak itzaltzea. Bosgarren jardunaldian mila baino gehiago izan ziren Soriara bertaratu zirenak; atzo, ehunka batzuk baino ez ziren izan Bilbon. Hori dela-eta, derbietan Alde Zaharrean ohiko den giroa ez zen atzokoan sumatu. R.S.

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