Cuando mi amigo Zuza oye «es lo que hay» le llevan los demonios. La coletilla está muy en boga entre los imbéciles de todo pelaje. Ante la pregunta «¿Sabes que a los últimos jóvenes detenidos les han aplicado la bolsa?». No falta el idiota moral que te espeta «es que es lo que hay». La misma respuesta le recibimos ante el asombro de ver a Roldán y al mancebo de la Pantoja en programas televisivos.

Ilegalizan formaciones políticas; cierran periódicos; prohíben manifestaciones, privatizan la sanidad, la asistencia social, la educación y reprimen a golpes las protestas de los afectados; colocan videocámaras que cubren el espacio público; registran todo tipo de comunicaciones; endurecen el código penal a niveles insospechados. Da igual la atrocidad cometida por los poderosos, siempre habrá un gilipollas que te responderá la obviedad: -«Es lo que hay».

El último a sumarse a la moda es Iñigo Urkullu, el chico sonriente de los labios carnosos. Anteayer afirmó que la izquierda abertzale no tiene tan difícil el poder presentar una candidatura, pues ya sabe cuáles son los requisito, añadiendo que si los cumple, no le hace ninguna falta refugiarse «en paraguas artificiales ni jugar otra vez con las listas limpias, blancas, azules o amarillas». Es lo que hay, vino a decir.

Sería bueno que Urkullu, como filólogo del seminario de Derio, explicitase que da por bueno lo que hay, es decir, que su pasividad avala, de facto, un estado de excepción configurado por la Ley de Partidos y una continua promulgación de leyes de emergencia sancionadoras de delitos de autor, dirigidos contra todos los que sufriendo en sus carnes lo que hay quieren que deje de haberlo.

El PNV se está renovando. Ahora es PNV+I (de Innovación). Un partido posmoderno, sigue con Dios pero nada de leyes viejas. Ahora todo es «Think Gaur» (algo así como «Imagina Hoy», pero en inglés, a lo moderno, muy americano), imagina hoy como quieres que sea Euskadi en el año 2020 ¡nada menos!

Con declaraciones, -ayer mismo-, de Urkullu señalando que «la Constitución española reconoce y ampara nuestros derechos históricos» y de su amigo Balza, coordinador político del Think Gaur, en las que afirmó que, «para las nuevas generaciones nacionalistas, España ha dejado de ser un problema»; es fácil imaginarnos a un PNV en la oposición, a un Ibarretxe ya totalmente calvo prometiendo un referéndum para el 2021 en el que los vascos y las vascas decidamos nuestro futuro, dentro de una campaña mediática que denominaran Think Bihar (Think, también significa Pensar), porque si piensas en el Ayer o en el Hoy te entrará la risa floja, un tanto amarga, que en los temperamentos tranquilos genera la decepción repetida hasta la saciedad.

Hasta su himno, el antiguo «Gora ta gora» al son del txistu y tamboril, habrá mutado en «Mañana, mañana, mañana, mañana, tomorrow», acompañado por Azkuna en el teclado electrónico, mucho más moderno, melódico, realista y con toque anglosajón.

Queridos, esto es lo que hay. Mañana, si no le ponemos remedio habrá más de lo mismo: unos viviendo hoy como obispos a costa de que otros, los más, sueñen con un mañana que nunca llega.