Derrota en La Romareda
No pudo contra los pronósticos
Segunda derrota consecutiva del Eibar, que jugó a buen nivel por momentos. Un gol tempranero permitió encarrilar el partido al Zaragoza, al que después le bastó la pegada para sentenciar. Los azulgranas pueden acabar la jornada en puestos de descenso.
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
La Romareda no parecía el escenario idóneo para la reacción y, efectivamente, el Eibar tendrá que esperar al menos una semana para buscar un cambio de dinámica. No fue porque no lo intentara el conjunto azulgrana que, sobre todo en los minutos posteriores al descanso, ofreció una más que digna versión, pero algún error propio y la pegada ajena acabaron haciendo buenos los pronósticos.
Lo peor es que la derrota en Zaragoza, que de forma aislada no debería suponer una mayor contrariedad, se une a los malos resultados de jornadas precedentes. Ya son cinco jornadas sin conocer la victoria, cinco semanas en las que los armeros apenas han podido sumar dos puntos; cinco tropiezos, en definitiva, que endurecen aún más el objetivo del equipo. Dentro de lo malo, sus rivales directos no están sabiendo aprovecharlo, así que, por segunda semana consecutiva, el cuadro eibarrés puede librarse de acabar la jornada en descenso. Tendrán que tropezar Elche o Alavés, como ayer lo hizo el Murcia. Casualmente, el próximo visitante de Ipurua, en lo que será el partido más importante de este primer tercio de la temporada.
Un choque en el que, pese a esas buenas fases de juego que volvió a firmar ayer, el Eibar tendrá que mejorar considerablemente si quiere superar la reválida. Porque en La Romareda se repitieron errores conocidos. El conjunto armero no supo cerrarse con contundencia ante un rival con mucha pólvora, ni tuvo pegada cuando intentó jugar con más gusto. La del gol sigue siendo la principal asignatura pendiente de un equipo que ayer ni siquiera pudo marcar de penalti. Pero no es la única que hay que reseñar.
El primer gol puede ser un buen ejemplo. Con un sistema de contención más nutrido que de costumbre -Carlos Pouso colocó a Larrazabal, Carmelo y Lombraña en el once-, el Eibar se permitió el lujo de perder un balón lleno de peligro nada más comenzar el choque, ante unos delanteros con tanto peligro como los maños y con la trayectoria de un rival que marca la mayoría de sus goles en la primera media hora de partido. El error de unos y el acierto de otros permitieron que en el minuto tres Ewerthon entrase solo en el área, donde únicamente tuvo que sortear la salida de Zigor para firmar el 1-0.
A más
La ventaja permitió al Zaragoza vivir con tranquilidad hasta el descanso. Relativa, porque el Eibar se fue sacudiendo la timidez conforme avanzaron los minutos e, incluso, rozó el empate con un remate de Tokero ante el que se lució López Vallejo. Aunque también los locales podían haber aumentado su ventaja con un balón que Oliveira, incomprensiblemente, estrelló en el palo.
Los primeros minutos de la reanudación, con un Eibar que parecía mejor posicionado, permitieron soñar con el imposible. Pero un cuarto de hora bastó para hacer añicos la ilusión. Fue de nuevo Ewerthon el que golpeó, cabeceando esta vez un gran centro de Jorge López.
El partido, que empezó a parecerse demasiado al de Vallecas, acabó ahí. El tercer tanto aragonés confirmó la rendición visitante, con un especialista como Ayala completamente solo para rematar con la testa una falta.
Al Eibar ya sólo le quedaba maquillar el resultado y ni siquiera eso pudo hacer, pese a contar con la mejor de las ocasiones: un penalti por mano de Pulido -que se fue a la calle al ver la segunda amarilla- a ocho minutos del final. Pero Yagüe lo envió directamente fuera, personalizando el nuevo batacazo del equipo.
Aunque la actuación de su equipo en alguno de los goles le disgustó, Carlos Pouso restó algo de hierro a la derrota. «Ha habido la diferencia que tiene que haber entre Zaragoza y Eibar, aunque hemos intentado dar la cara -destacó-. Si fuera por presupuesto, ni nos dejarían jugar en Segunda, pero siempre tenemos que intentar que eso no se note en el campo».
El técnico reconoció que la derrota, pese a entrar dentro de la lógica «hace mella» en el equipo, porque llega en medio de «una mala racha». «Pero hay que olvidarlo, levantarse y pensar en el próximo porque todavía quedan muchos partidos», añadió.