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Liga ACB Iurbentia Bilbao Basket

Los bombardeos arrasan La Casilla

El chaparrón de triples de DKV Joventut cimentó el triunfo visitante, a pesar de la heroica reacción de los locales en el tercer cuarto.

BILBAO BASKET 100
DKV JUVENTUT 116

Arnaitz GORRITI | BILBO

Será que el servicio municipal bilbaino reconstruyó el polideportivo de madrugada, pero quien suscribe puede afirmar que desde su garita vio cómo La Casilla era reducida a cenizas como Pompeya. El bombardeo del DKV Joventut, el particular B-52 que pulula por la Liga ACB, dejó el polideportivo de la capital vizcaina arrasada. Ni la época ni el resultado da para unas coplillas, pero desde luego que los cronistas futuros podrían cantar la ruina de un partido decidido a bombazo limpio.

No obstante, el mayor de los detonantes de la pirotecnia que se desencadenó ayer noche en La Casilla fue la impresionante reacción local. A pesar de la derrota y de ofuscarse, al encontrarse con opciones de ganar, tras pasar de un 35-65 a un 76-80 en menos de diez minutos. Un partido tenso y duro, pero con marcador digno de NBA. ¿Cómo no se iba a quebrar por completo La Casilla?

El conjunto de Sito Alonso salió con el puñal entre los dientes. Con Wright y Mallet dirigiendo las operaciones y todo el conjunto clavando triple tras triple, los hombres de negro caían en la desesperación de saberse inferiores. El 16-25 del primer cuarto aventuraba un mal desenlace, pero ni de lejos toda la emoción que se iba a vivir.

Porque el segundo cuarto merece pasar a la antología de la ACB como uno de los más polémicos y acertados. Polémicos por la bochornosa actuación de los colegiados Mitjana, García González y Peruga; y acertados por la impresionante serie de 12 de 15 en el tiro de dos y de tres de la Penya. La indolencia defensiva local ayudaba al bombardeo incesante y -¡qué menos!- todo estaba perdido en el 35-65. No obstante, un tímido despertar llegaría al descanso con un parcial de 7-0. ¿Reacción? Sólo pensarlo era una locura.

Con la ayuda de una afición entregada hasta el extremo -mensaje para las de otras canchas; así se anima- el cuadro local le dio la vuelta al panorama. A pesar del acierto rival, Vidorreta se la jugó con una zona 2-3 que, milagro, resultó. O casi.

Remar para morir en la orilla

Del 42-65 adverso se llegó a rozar la proeza: 76-80. Todo a partir del buen juego, la defensa más allá de cualquier límite conocido y, ante todo, la fe, con la ayuda de un pabellón que volvió a enseñar cómo se empuja. Con Salgado en el banquillo y Seibutis y Blums a tope de revoluciones, Bilbao Basket remó y remó, pero murió en la orilla.

Porque para hacer realidad una remontada de 30 puntos hay que ponerse por delante. El final del tercer cuarto, 76-81, supuso el fin de la gasolina local. Jugadores conocidos por su «sangre de horchata» como Ribas, Hernández Sonseca o Bogdanovic acertaron tiros claves y el partido se fue al 100-116 final.

La Copa se aleja un poco más, y Drago Pasalic se tuvo que retirar lesionado por culpa de un golpe. No obstante, ¡y qué! Bilbao Basket debe encontrarse en la garra del tercer cuarto.

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