Desde hace una semana, no pasa un día sin que el Gobierno alemán sea exhortado a cambiar a una velocidad superior, más allá de las medidas de apoyo a la coyuntura ratificadas estas últimas semanas, plan que se cifra en 32 millones de euros para dos años.

Se invita al Gobierno de la primera economía de la zona euro a comprometer un importante programa de inversiones en infraestructuras, tecnologías y educación, así como a acordar reducciones de impuestos y desgravaciones fiscales. Los «cinco sabios», consejo asesor de economistas del Gobierno de Berlín, abogaron en este sentido. Aunque habitualmente el factor a controlar es el del déficit presupuestario, esta vez se pronunciaron a favor del endeudamiento. El Parlamento alemán ha corregido notablemente el borrador de los presupuestos para 2009 y aprobó un nuevo endeudamiento de 18.500 millones de euros. Supone un aumento del endeudamiento de 8.000 millones de euros sobre las previsiones iniciales del ministro federal de Finanzas, Peer Steinbrück, corrección que ha sido necesaria para afrontar las consecuencias de la crisis financiera internacional.

«Pienso que Alemania podría inspirarnos mucho más», declaró el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en un coloquio en Berlín. «Hay margen de maniobra, particularmente en Alemania», abundó el gobernador del Banco de Austria y miembro del consejo de gobernadores del BCE, Ewal Nowotny.

A su juicio, Alemania debería, gracias a la solidez de su Hacienda pública, estar en condiciones de poner en marcha un programa que representa hasta un 2% de su PIB, lo que supone 50.000 millones de euros.

La mesa europea de los industriales, que reúne a 47 gigantes europeos del sector, también apremia a actuar a Berlín. «Alemania debe mostrar el camino», subrayó el propietario de Nokia, Jorma Ollila.

Alemania es en la actualidad uno de los estados de la UE que tiene las finanzas más equilibradas, pero Berlín considera que su margen de maniobra es reducido.

El ministro de Hacienda, Peer Steinbrück, manifestó que «la política no es omnipotente, sobre todo en tiempos de la globalización, y un plan coyuntural quemaría mucho dinero sin gran efecto real». La misma opinión manifiesta Eckart Tuchtfeld, economista del Commerzbank, al recordar que «los pro- gramas de reactivación de los años 70 y 80 no sirvieron de nada ante los choques petrolíferos». Y a su modo de ver, las finanzas de Alemania, que ha entrado en recesión por primera vez en cinco años, «no están en tan bueno estado. El país ha sido incapaz de lograr excedentes estos últimos años, cuando la coyuntura era buena y el envejecimiento de la población es una amenaza seria sobre su presupuesto para los próximos años».

Dudosa, Alemania parece querer concentrar su esfuerzo sobre el sector del automóvil, que necesita al menos mil millones de euros. Ese sería el importe de la garantía estatal que estudia para el fabricante Opel en el caso de que la situación del consorcio matriz General Motors traiga problemas de liquidez a medio plazo a la empresa alemana. La decisión, según indicó la canciller, Angela Merkel, se tomará antes de Navidad, tras analizar la situación de la empresa.

Plan de la CE

La Comisión Europea tiene previsto presentar el miércoles un gran plan de recuperación económica frente a la crisis, en el que previsiblemente se incluirán algunas medidas concretas para el sector del motor, que serán debatidas por los Veintisiete en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de diciembre.

El secretario de Estado francés para la UE, Jean-Pierre Jouyet, abogó por dar una «apoyo coordinado» a escala europea a la industria, para evitar que la asistencia aprobada en otros lugares del mundo, como EEUU, perjudique su situación.

Jouyet destacó, en cualquier caso, que la industria europea «sigue siendo competitiva» y que será necesario actuar con «cautela» para evitar las distorsiones en el sector, aunque no descartó medidas «temporales» para asistir a las empresas en problemas.

Berlín se propone negociar su contribución al plan de reactivación que prepara la CE. Según el ministerio alemán de Economía, cada Estado miembro de la UE debería contribuir con un 1% del Producto Interior Bruto, lo que significa 25.000 millones de euros para Alemania. Berlín ya hizo saber que su demanda de realizar un esfuerzo proporcionado fuera «tenida en cuenta» por Bruselas.

El comisario de Industria, Günter Verheugen, considera que la UE no debe dudar en gastar para reactivar la economía. «Debemos estimular la demanda (...) nos enfrentamos a una pérdida masiva de confianza de los inversores (...) y los consumidores, y si no hacemos nada, abrimos la puerta a un descenso al infierno», declaró. «Cuando la coyuntura es buena, los estados tienen que equilibrar sus presupuestos, pero cuando es mala, es necesario abrir el grifo financiero».