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Odios entre hermanos en el último libro de Toti Martínez de Lezea

«La flor de la Argoma» (Erein) es el nuevo libro de la factoría de Toti Martínez de Lezea. Como viene haciendo con sus últimas novelas y cuentos, se presenta con la versión en euskara titulada «Otalorea». La escritora alavesa sitúa su historia en el barrio oñatiarra de Araotz para contar las posiciones enfrentadas y los conflictos entre cuatro hermanos por la Tercera Guerra Carlista, la herencia y el amor de una misma mujer.

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Ane ARRUTI | DONOSTIA

Cuatro hermanos: uno, carlista; otro, liberal; el tercero, cura; y por último, el apolítico. Cuatro ideologías enfrentadas bajo un mismo techo. Toti Martínez de Lezea nos transporta hasta mediados del siglo XIX para conocer la influencia que tuvo la Tercera Guerra Carlista en Euskal Herria. La nobela transcurre en el valle Araotz, en Oñati, a escasos kilómetros de la villa guipuzcoana. Al quedar huérfanos, Bittor, Eladio, Agustín y Tomás Urrondo son enviados con los jesuitas de Loiola. Unos años más tarde, la expulsión de la reina de España Isabel II provoca el cierre de las casas religiosas, por lo que los cuatro hermanos regresan a su caserío.

La guerra colocará a los dos hermanos mayores en bandos enfrentados, pero no será el único motivo de sus diferencias. La lucha por adueñarse del caserío Urondoa dejará al descubierto sus ideas liberales o carlistas. «El libro no habla de la guerra en sí, es solamente el contexto para entender el pensamiento de estos hermanos. Creo que son el ejemplo de lo que pasó en muchas familias» aclaró la escritora.

Además de los motivos anteriores, los dos hermanos también discuten por el amor de una misma mujer. «Es una novela. No podía faltar el punto romántico», bromeó Martínez de Lezea.

Flor de la Argoma

Según explicó la autora, eligió ese título porque tiene especial cariño a esa flor. Se trata de un arbusto que crece en zonas húmedas, con una flor entre espinas verdes. En la época en la que se ambienta la novela se utilizaba para hacer la cama de ganado o incluso como combustible para chimeneas y hornos. «Es una metáfora muy bonita: la flor crece entre espinas como late el corazón de estos protagonistas, rodeado de odio».

En la novela se entremezclan el conflicto familiar y el de la guerra. «He situado la historia en un caserío inventado por mí. Los hermanos hablan poco o nada y por eso tienen tantos problemas. No comprendo por qué no nos podemos entender hablando». La autora etiquetó coloquialmente su trabajo como un «subgénero rural», y añadió que le gusta mucho escribir este tipo de novelas «porque cuando escribo, dejo que mi amor por esta tierra brote. Hasta me da pena poner personajes malos...», terminó con una gran carcajada.

En esta novela, ha cambiado bastante su manera de escribir. Ha incluido más prosa que diálogos, algo que, según confesó, le ha costado mucho. La escritora, nacida en Gasteiz, fue fundadora del grupo de teatro Kukubiltxo y durante muchos años compaginó su profesión de traductora con la de guionista y directora de vídeos educativos y programas infantiles para televisión. Empezó a escribir cuando tenía medio siglo de vida, confesó. Su primera novela fue «La calle de la judería» y ahora, diez años más tarde, ya cuenta con veintitrés libros publicados. «¡Me tengo que dar prisa si quiero dejar algo!».

Las nueve últimas novelas que ha escrito las ha traducido al euskara Josu Zabaleta. Dice la autora que con ello quiere que todo el mundo tenga la oportunidad de leer sus historias, «y creo, además, que todos los escritores de Euskal Herria debieran hacer lo mismo, tanto los que escriben en euskara como en castellano». La gasteiztarra no descansa y ya está preparando la segunda parte de «Nur y el gnomo irlandés» que también tendrá una tercera entrega.

ESPINAS Y ODIOS

La flor de la Argoma es como un corazón. Late, pero, como la pequeña flor que está rodeada de espinas, el corazón de los protagonistas de esta novela está rodeado de odios.

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