EEUU, China, Rusia e Israel rechazan el pacto contra las bombas de racimo
La firma del tratado internacional para prohibir las bombas de racimo se vio ensombrecida por el hecho de que los principales estados productores de este tipo de munición -EEUU, Rusia, China e Israel- no suscribieron el documento. Las bombas de racimo atacan especialmente a la población civil, ya que dispersan multitud de pequeños explosivos que actúan como minas antipersona en una vasta extensión de terreno.
GARA |
Los principales países productores de bombas de racimo -EEUU, Rusia, China e Israel- no han suscrito el tratado internacional destinado a eliminar este tipo de munición durante la conferencia internacional que comenzó ayer y que concluirá hoy en Oslo. India, Pakistán y Finlandia tampoco han suscrito el documento.
Únicamente EEUU dispone de un arsenal estimado entre 700 y 800 millones de bombas de racimo.
Un centenar de estados -entre ellos 18 de los 26 que forman parte de la OTAN- dieron ayer su visto bueno al documento que prohíbe la producción, utilización y almacenaje de bombas de racimo, un tipo de munición que al estallar dispersa multitud de pequeños artefactos explosivos que tienen consecuencias devastadoras para la población civil incluso años después de que hayan sido utilizadas.
Para que el acuerdo entre en vigor es preciso que al menos 30 de los estados firmantes ratifiquen el tratado suscrito ayer.
Impulso noruego
Noruega, país anfitrión de la conferencia y que ha sido el impulsor de este tratado, mostró ayer su esperanza en que el acuerdo pueda entrar en vigor a comienzos de 2009.
«Espero que a comienzos del año próximo», respondió el ministro noruego de Exteriores, Jonas Gahr Stoere, cuando le preguntaron cuándo entraría en vigor el tratado.
Los primeros estados que han comenzado el proceso de ratificación del tratado son Noruega, Irlanda y el Vaticano. El contenido del tratado fue acordado por 107 estados en Dublín en mayo.
«Necesitamos 30 ratificaciones lo antes posible», destacó Thomas Nash, coordinador internacional de la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC), organización que agrupa a más de 300 ONG.
El Estado francés, Alemania y Noruega ya han comenzado a destruir sus arsenales de bombas de racimo.
Gran Bretaña, el tercer estado que más ha empleado las bombas de racimo en la última década, «trabaja día y noche para destruir su arsenal de 30 millones de artefactos», destacó Nash.
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, señaló que «el mundo no será el mismo» tras la firma del tratado de prohibición de las bombas de racimo e hizo un llamamiento a EEUU y a Rusia a unirse al mismo.
El jefe de Gobierno noruego recordó que el próximo presidente de EEUU, Barack Obama, votó en su momento en contra del uso de este armamento y avanzó que Oslo contactará con la nueva Administración estadounidense para conocer su punto de vista sobre esta cuestión. El Gobierno noruego lanzó en noviembre de 2006 una iniciativa para acelerar las negociaciones para prohibir las bombas de racimo que culminaron en mayo pasado en Dublín, donde más de un centenar de estados consensuaron finalmente el tratado firmado en Oslo.
Las bombas de racimo son particularmente mortíferas para los civiles, tanto durante como después de un conflicto armado. Están compuestas por un contenedor que puede albergar hasta 650 minibombas denominadas de racimo. Pueden ser disparadas por vía aérea o terrestre.
El contenedor se abre cuando está en el aire y las bombas de racimo se dispersan sobre un vasto perímetro y explotan, en principio, al impactar.
Sin embargo, según Handicap International, del 5% al 40% de las bombas de racimo no estallan, transformándose en minas antipersona que resultan mortales para la población civil.
Según esta ONG, el 98% de las víctimas y el 27%, niños.
Redondas, coloreadas y con adhesivos de color rosa pueden ser fácilmente confundidas con raciones alimentarias o juguetes. Pueden estallar al mínimo contacto.
Handicap International estima en alrededor de 100.000 el número de personas muertas o mutiladas por la explosión de bombas de racimo desde 1965.
El informe de 2008 del Observatorio de Minas señala que se ha producido una disminución del número de víctimas. En 2007, una persona fallecía por esta tipo de explosivo cada 90 minutos, es decir, morían 5.000 personas al año, mientras que hace diez años, la frecuencia era de una víctima cada 20 minutos.
Según Handicap International, existen al menos 440 millones de bombas de racimo dispersadas en todo el mundo desde 1965. Sólo tres países asiáticos -Laos, Vietnam y Camboya- tienen 383 millones.