Raimundo Fitero
El Menda
Recuerdan aquella aparición triunfal en todas las cadenas, noticiarios, programas de actualidad de José Luis Moreno lanzando loas y pidiendo aumento de sueldo para las fuerzas y cuerpos de seguridad? Como casi nada en esta vida televisiva, judicial, policial y política se hace sin estar inspirado en intereses ocultos, como pago de favores, como presión de alguna de las partes implicadas o por todas las razones a la vez, acabamos de saber que se está investigando a antiguos directivos de IB3, que es la cadena autonómica de las Illes Balears, por diversos asuntos relacionados, precisamente con la productora Miramon Mendi, que no es otra que la empresa madre del Menda, justo, el Moreno.
Resulta que el hombre de confianza del Moreno en las islas, el que colocó diversos programas en la recién estrenada opción televisiva autonómica, por desavenencias, por asuntos que no sabremos nunca, acabó mal con el Capi di capo, y le debió amenazar de muerte, y lo que es más grave y nos interesa resaltar, quería tirar de la manta y denunciar públicamente la política de la empresa consistente en dar comisiones y regalos suculentos a los directivos que tomaban decisiones con el fin de vender sus producciones.
Esto es, alguien se atreve a señalar que existen prácticas comerciales que se escapan de las normas del juego limpio. Y como llevamos demasiados años atentos a la pantalla y a todos sus alrededores sabemos que esa es la práctica habitual y que empieza en cada lugar donde existe un ente público, por la asunción de las productores afines al partido que rige los destinos televisivos. Y si miran ETB verán de manera nítida estas prácticas cronificadas desde sus inicios.
No obstante la pirueta del caso del Moreno es que el registro llevado a cabo en estos momentos en al sede de IB3, la denuncia de amenazas a través de sms, todo lo que tiene de novela negra, puede ayudar a silenciar al denunciante al que se le intenta acusar de instigador de la paliza y robo. Aquí hay material para una serie policíaca sobre corrupciones televisivo-políticas. Pero peligra la integridad física de quién se atreva a hacerla.