Cuatro personas han muerto en sendos accidentes de trabajo en Euskal Herria en lo que va de semana. Con ellos son ya, al menos, 101 los fallecidos este año como consecuencia de una siniestralidad laboral que ayer denunciaron ELA, LAB y CCOO en la calle, coincidiendo con la celebración del Consejo General de Osalan, que reúne a Gobierno de Lakua, patronal y sindicatos. Las críticas se dirigieron en primer lugar a la completa ineficacia de los responsables públicos en la prevención de los riesgos laborales. Pero las responsabilidades no recaen exclusivamente en la Administración, según se encargaron de subrayar los portavoces sindicales. La patronal, dijeron, desprecia las alarmantes cifras de muertos y accidentados, al imponer unas condiciones de precariedad, subcontratación y frenéticos ritmos de trabajo que se sitúan en la base misma de la siempre elevada y dramática siniestralidad laboral.

Y mientras las centrales sindicales denunciaban a la clase empresarial en Bilbo, en Iruñea se oficiaba la ceremonia de entrega de la Medalla de Oro de Navarra por parte del Gobierno de Miguel Sanz a la patronal y a los sindicatos UGT y CCOO, premiando así una sintonía contra natura que difícilmente se puede comprender en esta coyuntura de crisis. Una crisis cuyo elevado coste sufragan de forma exclusiva las clases trabajadoras, a veces con su propia sangre.