Enamorada de un chico-vampiro
«Crepúsculo»
«Crepúsculo» ha arrasado en la taquilla norteamericana al conectar con un público femenino adolescente que prefiere las películas de vampiros románticas inspiradas en los libros de Stephenie Meyer.
M. INSAUSTI | DONOSTIA
El fenómeno de historias de vampiros para chicas adolescentes proviene de la televisión, medio en el que series como «Buffy, cazavampiros» han encontrado su público. La escritora Stephenie Meyer ha explotado el filón en un ciclo de novelas que ahora llegan al cine, pero después de que la MTV desaprovechara los derechos para la pequeña pantalla. La franquicia se inicia con «Crepúsculo», a la que seguirán las entregas «Luna nueva», «Eclipse» y «Amanecer». No hay más libros que adaptar por ahora, aunque la autora habrá de ir sumando otros tantos, visto el éxito con que arranca la correspondiente saga cinematográfica. El fenómeno desatado por los relatos de la escritora Stephenie Meyer lleva camino de convertirse en algo parecido al de J.K. Rowling, si bien la clientela de la norteamericana es potencialmente más reducida por tratarse, sobre todo, de niñas entre los once y los catorce años de edad.
«Crepúsculo» no tiene ningún interés para los amantes del cine de terror vampírico, ni tampoco lo pretende. El hecho de que estos vampiros adolescentes no dispongan de afilados colmillos ya da una idea de su carácter ajeno a las reglas del género, pues se trata de seres esencialmente románticos por su capacidad para vivir un amor eterno. El argumento de la película es otra variante más del clásico «Romeo y Julieta», toda vez que una chica humana se enamora de un vampiro con aspecto igualmente juvenil, pero cuya familia no podrá aceptar una relación que pone en peligro a los de su especie. Ella se llama Bella y es encarnada por Kristen Stewart, que debutó a los doce años en «La habitación del pánico».