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Ochomiles Invierno

3 expediciones para 3 ochomiles invernales

Urubko y Moro apuestan por el único grande del Himalaya sin ser ascendido en esa estación. El grupo de Hajzer se ha dirigido al paquistaní Broad Peak, todavía sin cima invernal. Una expedición checa intentará el Manaslu.

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Andoni ARABAOLAZA

El ochomilismo invernal, siempre desde el punto de vista informativo claro está, llega caliente e interesante. En esta historia de unos pocos, tres expediciones han presentado sus cartas de cara al invierno, tanto nepalí como paquistaní. Tres ochomiles como objetivo. Tres intentos para nuevas aportaciones al mundo de los gigantes. Tres grupos y ocho componentes. Tres equipos con un denominador común: invernal a un ochomil y grupo pequeño.

Nos encontramos en el año 2008, y seis de las 14 montañas más altas de la Tierra no cuentan con ascensión en la temporada que vamos a entrar. Cinco de ellas se encuentran en Pakistán: K2, Nanga Parbat, G-1 y G-2. El único sin invernal del Himalaya es el Makalu.

Pues bien, este último recibirá la visita de kazajo Denis Urubko y el italiano Simone Moro. El Broad Peak, en cambio, estará en el punto de mira del canadiense Don Bowie y los polacos Robert Szymcazk y Artur Hajzer. Y, por último, al Manaslu se ha dirigido una expedición de tres componentes checos: Jan Krabec, Milan Wlasak y Pavel Krupicka. Los dos primeros grupos intentarán dos ochomiles «vírgenes» y el tercero firmar una nueva repetición. Todos ellos, cómo no, preparados para las embestidas de la montaña y de la meteorología: nevadas continuas, hielo, tormentas violentas, frío intenso...

El que repite por cuarto año consecutivo en plena temporada de invierno es Moro. En 2005 se llevaba el Shisha Pangma, y en las dos últimas temporadas luchaba en el Broad Peak. Esta vez, a pesar de que le tenía ganas de nuevo, se olvida de este último ochomil y dirigirá todos sus esfuerzos al Makalu (8.462 m). Junto al alpinista italiano estará una de las estrellas del panorama internacional: Urubko. Dos alpinistas de gran historial para el Gran Negro. Dos alpinistas que llevarán a cabo la ascensión en un estilo que va con ellos, el superligero: sin sherpas de altura, sin oxígeno artificial y con un uso limitado y eventual de cuerdas fijas.

Como señalábamos anteriormente, Moro descartaba su tercera visita consecutiva al Broad Peak y se centrará en el Makalu, al que ya le hincó el diente la pasada temporada invernal su compañero de expedición. En fecto, Urubko, junto a Serguey Samoilov y Evgueny Shutov, se retiraba de dicha montaña el pasado 3 de febrero tras rendirse frente a los constantes caprichos de las condiciones meteorológicas.

Ambos montañeros ya conocen las características principales del Makalu tanto en el post-monzón como en invierno. En el caso del italiano, lo conoció en 1983, pero no hizo cima; se retiró a 8.200 metros de altura. Lo del kazajo, como adelantábamos, es bien distinto, tras haberlo intentado el pasado invierno. Sobre la ruta a seguir, la cordada ha señalado que, en principio, seguirán la vía normal, pero no descartan aventurarse por la ruta que Jerzy Kukuczka abrió en solitario en octubre de 1981; justo a la derecha de la clásica.

La historia de las invernales en el Makalu comienza en 1980 con dos protagonistas de altura: Mario Curnis y Renato Casarotto. Los italianos firman el primer capítulo de una historia inacabada; llegaron hasta los 7.200 metros de altura. Cinco años más tarde, Reinhold Messner se atrevió con el Gran Negro, pero, nada más y nada menos, que un huracán le «quitó» las ganas de escalarlo.

Hasta los 7.400 metros de altura arribó uno de los grandes especialistas de los ochomiles invernales: Krzysztof Wielicki. Era el invierno del 2000-2001, y luchó junto a la belga Ingrid Bayens. En el 2006, fue Jean Christophe Lafaille en que lo intentó en solitario. Llegó a la cota de 7.600 metros, y desapareció en las mismas laderas de la montaña. Finalmente, los dos intentos más recientes son el realizado por el citado trío liderado por Urubko y el llevado a cabo en la misma temporada por los italianos Nives Meroi, Romano Benet y Luca Vuerich.

Esta es, a grandes rasgos, la historia de los ataques invernales al Makalu. Durante estos meses, el gran equipo formado por Urubko-Moro puede acabar con ese calificativo de `virgen' que todavía mantiene el ochomil nepalí.

Dos expediciones más: Broad Peak y Manaslu

El segundo ochomil invernal `virgen' es el Broad Peak (8.047 m). Intentado por Moro en estas dos últimas temporadas, un trío polaco-canadiense ha decidido tomar el testigo del italiano, y echarle un órdago a esta montaña del Karakorum. Los protagonistas pues son el canadiense Don Bowie y los polacos Robert Szymczak y Artur Hajzer.

Los historiales ochomilísticos de estos tres alpinistas son importantes, y es que ya tienen unos cuantos en el bolsillo. Eso sí, podemos presentar a Hajzer como líder de la expedición, ya que, a diferencia de sus compañeros, tiene una muy buena experiencia en este campo de las invernales a los grandes. Cuenta con cinco ochomiles, tres de ellos escalados por nuevas rutas, así como la primera invernal del Annapurna en 1987 con Kukuczka y un intento hace dos temporadas al Nanga Parbat. En esta ocasión también formó parte del equipo su compañero Szymczak.

El intento más importante realizado hasta el momento en el Broad Peak ha sido el liderado el invierno pasado por Moro, quien alcanzaba los 7.840 metros de altura.

La tercera expedición en discordia es una checa compuesta también por tres alpinistas: Jan Krabec, Milan Wlasak y Pavel Krupicka. A diferencia de los otros dos equipos protagonistas, los checos han elegido un ochomil que ya se ha escalado en plena temporada invernal: el Manaslu (8.163 m). Concretamente fue el segundo en este campo invernal tras el Everest. La primera ascensión invernal al Manaslu fue el 12 de enero de 1984, y sus protagonistas, cómo no, un numeroso grupo polaco dirigido por L. Korniszewski; escalaron por la ruta Tirolesa.

Los tres alpinistas checos, a pesar de tener una gran experiencia en el plano alpinístico, no cuentan con intentos o cimas a ochomiles en invierno. Pero, eso sí, tienen a su favor un importante currículo en las travesías polares. En el caso de Wlasak, podemos definirlo como uno de los especialistas checos más importantes en este tipo de travesías polares. Su compañero Krupicka también conoce las extremas durezas vividas en las travesías por los espacios blancos helados.

Estas son las intenciones de las tres expediciones, muy reducidas todas ellas, para esta temporada invernal en los ochomiles de Pakistán e Himalaya. Son proyectos extremadamente difíciles, y, como nos comenta un ochomilista guipuzcoano, «sólo el hecho de intentarlo es mucho más que meritorio. Sólo nos falta aplaudirles y darles ánimos, porque se lo merecen y porque los necesitarán». Que así sea.

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