Raimundo Fitero
El futuro
José Luis Blanco es el jefe de programación de ETB y asegura en una página web especializada en asuntos televisivos que «la clave de futuro es la actualidad en directo». Es una entrevista bastante más larga, claro está, y las respuestas son de esta categoría y con el mismo tono de manual y de bajo perfil teórico. Por no perder mucho más el tiempo no nos fijaremos en los asuntos de autoestima, de autocomplacencia y hasta de desequilibrio entre la realidad y el deseo. Pero como nos habla de una clave de futuro, y nos señala a la actualidad en directo como uno de los factores de ese futuro, provoca en nosotros un escozor inguinal y nos ponemos a intentar descifrar el enigma.
El presente, precisamente, está plagado de programas que dicen acercarse a la actualidad en directo. Es más, en el pasado, hasta ETB se ocupaba de la actualidad en directo, pero por razones estratégicas, de costes o de diseño surrealista de su batzoki virtual, desistieron. «España en directo», «Está pasando» y sus correspondientes y simultáneos programas en otras autonómicas o generalistas, no me dejarán mentir, aunque uno va siguiendo estos programas preguntándose si se trata efectivamente de buscar la actualidad en directo, o de crear una actualidad que se pueda emitir en directo en horario infantil. No me parece excesiva actualidad ver cómo se preparan unos espárragos trigueros en salsa de trufas. Pero son apreciaciones que probablemente respondan a prejuicios de una mente que fundamentó sus creencias y principios antes del fin de la historia.
Actualidad en directo, se supone que en la idea practicada por el señor Blanco, es retransmitir trescientos partidos de pelota por fin de semana, de que el señor Ibarretxe convoque manifestaciones en horarios estrictamente coincidentes con sus teleberris para que puedan ser seguidas en vivo y en directo por la feligresía, y hasta considerará que la misa que nos colocan sin rechistar es un futuro de estas características. Sin embargo la actualidad es tan estrambótica como que a un tipo le apuñalan en un karaoke por no querer soltar el micrófono. A mí me parece una perfecta metáfora política de actualidad redundante.