Y Camacho se agarró a la siempre manida fortuna
Natxo MATXIN
Al principio era la incapacidad para ver marco contrario, ahora es la debilidad defensiva y siempre hay algo intangible a lo que echarle la culpa: la falta de fortuna. Así lleva Osasuna catorce partidos, maldiciendo su mala suerte y sin poder siquiera echarle la culpa a las actuaciones arbitrales, como sí hubiera sido más que justificable durante la temporada pasada.
Lo cierto es que si tenemos que acudir a refugiarnos en el albedrío de los hados y no miramos nuestros propios errores vamos bien encaminados, pero a Segunda. La plantilla está hecha un manojo de nervios mal disimulados y eso se traslada al césped, como ayer se pudo comprobar.
Además, si quien debe coger la sartén por el mango para darle la vuelta a la tortilla -con esa idea se le fichó al murciano en vísperas de la séptima jornada- se muestra incapaz y acude a la manida fortuna, apañados estamos.