HÉRCULES 2

EIBAR 0

El Eibar vuelve con las manos vacías del Rico Pérez (2-0), un campo complicado tanto por el rival -un Hércules instalado en la parte de arriba- como por el estado del césped. Los azulgranas retornan a los puestos de descenso y afrontarán con la necesidad de una victoria el derbi del próximo domingo en Ipurua frente al Alavés (Localia, 18.00).

El conjunto local, plagado de jugadores que saben lo que es jugar en Primera, se plantaba en este encuentro como el equipo menos goleado de la categoría. Sin embargo, tenía problemas para ganar en su feudo: dos victorias y cinco empates en siete partidos.

Con estos datos sobre la mesa, los de Pouso saltaron al césped del Rico Pérez con una cobertura de tres centrales -Alaña, Biel Medina y Urzelai-, conscientes de que blindar la meta de Zigor era el primer pilar sobre el que construir un resultado positivo. La receta de Pouso estaba clara: aguantar el tirón, esperar las prisas rivales y cazar una oportunidad para llevarse los tres puntos.

El guión previo se cumplía a rajatabla. Los Tuni, Sales, Farinós o Tote protagonizaban el acoso alicantino, con llegadas no muy claras pero constantes. Mientras, el Eibar sólo inquietaba con una cabalgada de Yagüe por banda izquierda que no pudo ser enganchada por Codina.

La presión blanquiazul fue cediendo con el transcurrir de los minutos y sobre la media hora los armeros comenzaron a estirarse. El no va más hubiera sido que Alaña -al que Pouso ya había cambiado de posición para colocarlo a modo de pivote- hubiese aprovechado un balón mal blocado por Calatayud tras una falta lanzada por Codina.

En el arranque de la segunda mitad, Mandiá, técnico local, movió ficha dando entrada como ariete al gigantón Taborda. Eso hizo que Tote retrasara su posición hasta la media punta, donde hizo mucho daño.

Muestra de ello fue el gran pase en profundidad que dio a Tuni en el minuto 56. El ex del Mallorca picó el balón para superar a Zigor, pero Alaña lo sacó cuando ya se colaba. Fue el prólogó de 1-0. Falta que botaba Farinós, Tuni tocaba libre de marca en el segundo palo y Abraham Paz remachaba a bocajarro (min. 58).

El plan inicial se iba al garete. Tocaba abrir líneas y arriesgar, exponiéndose a que el Hércules sentenciara gracias a la calidad de los hombres más adelantandos. Un disparo de Toquero, que se fue alto, fue el primer aviso. Pouso retiró a Alaña y dio entrada a Sutil, que se colocó en banda izquierda desplazando a Cases a la derecha. Otra vez Toquero -el más activo en ataque- volvía a probar de lejos en el 70. El balón cogió puerta, pero Calatayud se ganó el sueldo despejando.

Pero se veía más cerca el segundo gol local -por ejemplo, la espectacular volea de Farinós que besó la cruceta en el minuto 85-, que la igualada eibartarra. El epílogo fue de lo más cruel. Ya en la prolongación, Natxo Insa realizaba un jugadón por banda derecha y daba el pase de la muerte al punto de penalti. Biel Medina, ariete de circunstancias, remataba sin oposición... fuera del marco. Y a renglón seguido, Farinós, con una veloz cabalgada a la contra, permitía a Tote poner la puntilla.