Política carcelaria
Madrid reivindica la dispersión como «política de Estado» y pide a partidos y medios que la apoyen
Como hicieron sus predecesores en algunos momentos, el Gobierno del PSOE también reivindica la utilización de la política carcelaria contra los presos vascos y sus familiares como «política de Estado». El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo hizo ayer tras la filtración de algunos acercamientos a Euskal Herria. Precisó que también hay alejamientos, dijo que están pactados con los grupos y pidió a los medios «cierta complicidad» en este terreno.
GARA | IRUÑEA
La dispersión de los presos políticos vascos ha provocado diecisiete víctimas mortales en accidentes a lo largo de las últimas dos décadas. En este 2008 ha producido más de quince siniestros de tráfico graves, el último este fin de semana. Según los últimos datos de Etxerat, los represaliados se encuentran a una distancia media de casa de 630 kilómetros. Y el costo total de los viajes para sus familiares y amigos asciende al año a más de trece millones de euros. En este contexto, ayer el ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, reivindicó esta práctica como «instrumento» y «política de Estado», y explicó que los acercamientos y alejamientos de presos buscan «eficacia» para los intereses del Estado.
Argumentaciones similares ya han sido efectuadas por otros gobiernos españoles anteriores de forma puntual, pero Rubalcaba lo reivindicó ayer con una claridad con la que pocas veces se había expresado el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Lo hizo además en el denominado Día Internacional de los Derechos Humanos.
La confesión vino al hilo de una información de ``El Mundo'' en la que se detallaban algunos acercamientos de presos a cárceles situadas en algunos casos a más de 300 kilómetros de Euskal Herria. Preguntado al respecto, Rubalcaba no los negó, pero puso mucho interés en subrayar que también ha habido alejamientos de los que no se ha dado cuenta públicamente.
«Los presos cambian»
Intentando no ser demasiado explícito, Rubalcaba dejó caer que esta decisión se toma en función de la posición adoptada por el prisionero, ya que insistió en la expresión de que «los presos cambian» y apostilló acto seguido que «cambian de cárcel. Unos pueden ir a cárceles más cercanas y otros pueden ir a cárceles más lejanas. Por eso hay que hablar de acercamientos y de alejamientos, y eso explica un poco mejor la política en materia penitenciaria».
El ministro añadió que se trata de una «política de Estado» y dijo que, en consecuencia, «no responde a la ocurrencia de un ministro» y que se acuerda con las fuerzas parlamentarias. De hecho, portavoces de formaciones políticas diferentes admitieron durante la jornada que conocían los movimientos carce- larios publicados por el diario ``El Mundo''.
Rubalcaba no sólo reivindicó el apoyo de los partidos a esta política, sino que se dirigió sin tapujos a los medios de difusión para pedirles «cierta complicidad» argumentando que el tema «afecta a la seguridad de muchas personas». En concreto, apuntó que «no creemos que esto haya que sacarlo a la luz pública» y subrayó en cualquier caso que además de los acercamientos difundidos ayer también se han producido movimientos de presos hacia cár- celes más lejanas, de las que no quiso dar más detalles.
También eludió precisar el motivo de los acercamientos. Se limitó a exponer que estas decisiones se basaban en la combinación de dos parámetros: uno «ineludible» y «legal» que toma a todos los presos por igual, y otro que «singulariza» su situación y se aplica sobre todo a «los presos de ETA».
Discrepancias en el PP
La noticia pilló a contrapié al máximo responsable del PP en la CAV, Antonio Basagoiti, ya que la criticó al mismo tiempo que el responsable de su partido en esta materia, Federico Trillo, proclamaba su conformidad desde Madrid.
Trillo admitió que había sido puesto al día por el PSOE y que el intercambio de información en este terreno «es periódico y fluido». «Esta es una política iniciada a finales de los años 80 por el ministro Enrique Múgica, y que si se hace bien, y esperemos que se esté haciendo bien, es un acierto», valoró.
Quien al parecer desconocía este criterio era Basagoiti, que ante la información de ``El Mundo'' dijo que el acercamiento de presos hecho en 1998 por el Gobierno del PP tras la tregua de ETA «no sirvió de nada. ¿Para qué repetirlo?». «Los gobiernos y los partidos tiene la obligación de aprender de los errores en la política vasca. A esta gente no hay que darle ni agua», añadió.
En Euskal Herria, el dirigente de EA y consejero de Justicia de Lakua, Joseba Azkarraga, consideró que la medida es un error porque «busca la división de los presos, y esto no adelanta nada». Consideró más oportuno aplicar el modelo irlandés, es decir, permitir que los presos estén en una misma cárcel: «Esto posibilitó el debate entre ellos y este debate fue una de las claves fundamentales para que el proceso de paz acabara de forma positiva». Añadió que la dispersión «perjudica fundamentalmente a los familiares».
La política de dispersión que sufren los presos políticos vascos se cobró hace unos días dos nuevas víctimas, en este caso dos familiares heridas: la hija y la cuñada del preso político Felix Gartzia, que se halla encarcelado en la prisión madrileña de Alcalá Meco.
Según han relatado a GARA allegados del represaliado de Trintxerpe, el accidente se produjo el pasado lunes, día 8, cuando ambas regresaban a casa tras un vis a vis familiar.
En torno a las 17.45 horas, en la autopista A-I que une Burgos con Gasteiz, a la altura de Briviesca, en un momento en el que había mucho tráfico el vehículo que circulaba por delante de estas dos familiares frenó de forma repentina, y ellas también lo hicieron, de forma que no golpearon al coche que les precedía, pero el que venía detrás sí chocó contra ellas.
A consecuencia del golpe, tanto la hija como la cuñada de Felix Gartzia sufren un esguince cervical, y su vehículo tiene daños en la parte trasera. Se trata del enésimo accidente desde que se puso en marcha la política de dispersión, que ha acabado con la vida de 17 familiares.
Etxerat celebró ayer concentraciones ante los parlamentos de Iruñea y Gasteiz -con presencia de la Ertzaintza- para censurar la actitud de ambas cámaras respecto a la situación de los presos políticos vascos, e instar a los grupos a que se adhieran al manifiesto que hace un llamamiento a la manifestación nacional del 3 de enero en Bilbo. Una marcha a la que llamaron a participar a toda la ciudadanía vasca.
Desde la asociación de familiares denunciaron el «continuo acoso» que sufren tanto ellos como los propios represaliados y valoraron que «es responsabilidad de todos acabar de una vez por todas con la dura realidad» que viven.
En el manifiesto, que repartieron entre quienes paseaban cerca de las sedes parlamentarias, se denuncia que «los y las presas políticas vascas dispersadas en prisiones del Estado español y francés están en una situación muy preocupante a consecuencia de la cruel política penitenciaria que se aplica expresamente en su contra». «La negación de los derechos humanos es el pan de cada día en las prisiones» explica Etxerat, recordando las medidas que se aplican a los prisioneros vascos, «siendo la cadena perpetua y la pena de muerte impuesta a los y las presas con enfermedades graves sus más crudas expresiones». Señala que con esta política no sólo se castiga a los presos, sino también a sus familiares, y traslada a los gobiernos español y francés las siguientes peticiones: la liberación de los presos y presas con enfermedades graves; la liberación de quienes han cumplido su condena, dejando en paz a quienes ya estén libres; y la repatriación de todos los prisioneros, «acabando de una vez con la política de dispersión y aislamiento».
GARA