Nuevos hábitos en la alimentación
Productos bio, entre la moda y la necesidad
La preocupación por la calidad de los alimentos que consumimos está creciendo y prueba de ello es el constante aumento de la demanda de los productos ecológicos. Los agricultores y ganaderos vascos« no quieren quedarse atrás y trabajan para dar respuesta a ese mercado en expansión.
Idoia ERASO
Los productos ecológicos son sólo una moda, como los productos light en la década de los ochenta», destacaba un experto de marketing en un programa de televisión. Quizás el tiempo le dé la razón, pero la situación alimentaria internacional deja entrever preocupaciones que van más allá de la moda para justificar el aumento del consumo de estos productos. Lo cierto es que éste es un mercado en constante aumento en Euskal Herria.
Los productos ecológicos -también llamados biológicos, orgánicos o bio- son aquellos cultivados o criados sin la utilización de componentes químicos en los abonos o piensos.
En los últimos días ha saltado a la opinión pública, creando cierta alarma en algunos puntos de la UE, la contaminación con dioxinas cancerígenas en carne de porcino y vacuno procedente de Irlanda. Antes llegaron desde China las noticias que hablaban de cuatro bebés fallecidos y 1.200 intoxicados debido a la utilización de un producto venenoso en la leche; los derivados lácteos contaminados se vendían principalmente en el país asiático, pero una tienda de Angelu tuvo que retirar de la venta unos caramelos ya que estaban fabricados por la empresa que provocó la infección.
En esos casos se detectó pronto el origen pero, a causa de la globalización, muchas veces el consumidor no conoce la procedencia del producto adquirido.
No obstante, más allá de los grandes titulares, las pequeñas noticias que aparecen todos los días en periódicos y revistas nos dan a conocer otros datos con los que valorar lo que realmente sucede a nuestro alrededor. Una realidad que nos muestra que el número de espermatozoides que producen ahora los hombres es muy inferior al de hace 50 años: un estudio que ha dado base al documental «Machos en peligro», de Sylvie Gilman y Thierry de Lestrade, afirma que son los pesticidas los causantes de tal descenso. Se trata de una de tantas investigaciones que se han hecho sobre el tema, pero todavía no existe un gran estudio que reúna todas las consecuencias que la ingesta continuada de pesticidas tiene para el ser humano a largo plazo.
Los pesticidas se encuentran cada vez en mayor cantidad en nuestros platos, según un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea durante 2006 y cuyos resultados se han presentado recientemente. Este informe, que recoge datos de distintos estados de la UE, indica que el porcentaje de productos que presentan residuos de pesticidas ha pasado del 37% al 44% en diez años.
Aunque la mayoría de los productos respetan las normas de sanidad establecidas, la cantidad de pesticidas que contienen llega incluso al 29% en algunos alimentos (en el año 1997 el índice no pasaba del 8%). También ha aumentado el número de productos que tienen una tasa de pesticidas más allá de lo permitido legalmente: un 13% de las frutas y verduras analizadas lo superaba.
Preocupación por los niños
Estos datos han movilizado a varias asociaciones y plataformas que reclaman la protección de los derechos de las próximas generaciones. En un primer momento, la mayor preocupación de los adultos suele recaer sobre los bebés, las niñas y niños. «Muchas madres empiezan viniendo aquí para comprar frutas y verduras que no tengan pesticidas para sus niños, pero luego ven que se pueden encontrar todo tipo de productos y que merece la pena pagar un poco más, así que acaban comprando productos biológicos también para ellos», nos explica Katreen Mossion, propietaria de tres tiendas de productos ecológicos en la costa labortana. «Todavía sale caro en comparación con una alimentación, digamos, normal -explica-, pero cada vez hay más gente que compra estos productos, por lo que cada vez será menos caro».
Desde patatas fritas hasta vino, desde detergente para lavadoras hasta ensaladas preparadas, desde queso roquefort hasta pañales... Las tiendas de productos ecológicos van convirtiéndose poco a poco en supermercados que ofrecen los mismo productos que se pueden encontrar en las grandes superficies.
Una compradora que se ha ido aficionando a lo ecológico explicaba así la sorpresa que se llevó la primera vez que entró en uno de estos «supermercados bio»: «Pensaba que era una pequeña tienda donde estaban los productos `raros' de siempre, pero cuando entré me di cuenta de que realmente hay todo lo necesario para la vida de todos los días».
Este mercado se va extendiendo ya que la demanda no deja de crecer. Biharko Lurraren Elkartea (BLE), asociación que asesora y colabora con agricultores y ganaderos, tiene contabilizados 70 productores biológicos en Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea. Éstos sacan prácticamente toda su producción a través de la venta directa y, en menor medida, en las tiendas especializadas.
Por parte de BLE, Maite Goienetxe extrae la siguiente conclusión: «Esto nos demuestra que existe una gran demanda y que la producción es pequeña. Los agricultores que producen estos alimentos los venden fácilmente, es decir, la demanda es mayor que la oferta».
Es una deducción que confirma Katreen Moisson: «Nos gustaría trabajar con los agricultores de aquí, pero no hay una producción lo bastante grande como para abastecernos continuamente».
De todas formas, se ha organizado toda una red de distribución específica. En el caso de la carne, por ejemplo, se encuentra la asociación Idoki. Los compradores deben informar al ganadero de su interés por adquirirles sus productos. Cuando el ganadero reúne los encargos suficientes, sacrifica el animal y luego lleva un surtido de tipos diferentes de carnes envasadas al vacío a casa de los compradores. También hay panaderos que hacen panes ecológicos con los cereales deseados por los clientes, como por ejemplo «Le Fournil d'Ibarron» en Senpere.
Grandes empresas
No se trata sólo de pequeñas empresas. Una de las mayores compañías de distribución del mundo ha comenzado a comercializar productos ecológicos con su marca en el Estado francés. Se puede leer «bio» al lado del logotipo de esa empresa sobre envases de pastas, yogures, quesos o galletas. Las grandes superficies de la cadena han aumentado la oferta de frutas y verduras de origen orgánico, y también han creado toda una gama de productos para bebés y niños en general.
Sobre esta nueva oferta por parte de las grandes superficies, Katreen Mossion comenta: «La gente cree que así es más barato, pero en el caso de las frutas y verduras esto es falso. Yo he comparado los precios y es más caro que en nuestras tiendas. Por el contrario, en el resto de los alimentos, como pastas o conservas, es más barato, porque compran al por mayor».
Ante esta nueva oferta, las opiniones son muy divergentes. «Por ahora sólo son algunas cadenas, pero con el tiempo todas van a comercializar estos productos. A mí me parece bien, así la gente podrá acceder a ellos más fácilmente», sostiene Mossion. También hay quien cree que el hecho de que estas grandes empresas entren en el mercado biológico supondrá un descenso de la calidad. Y quien, tras el descenso de los parámetros de calidad de la nueva legislación europea, observa la presión del lobby alimentario, en el que se engloban las multinacionales de supermercados.
También los políticos
El debate de la moda o la necesidad va más allá de los consumidores. Maite Goienetxe indica que algunos electos vascos también empiezan a interesarse por la agricultura respetuosa con el medio ambiente. «Está demostrado que la agricultura ecológica ayuda a mantener el agua de los cauces limpia. Por tanto, se trata de una idea interesante para las instituciones, porque la depuración y potabilización del agua requiere una gran cantidad de fondos públicos».
Otros, como los representantes del Instituto Nacional francés de Investigación Agronómica, afirman que no es posible producir todo así. Pero un estudio reciente de la FAO concluye que se podría alimentar a todo el planeta de manera ecológica usando las técnicas adecuadas, como la rotación de cultivos.
70 productores ecológicos en Ipar Euskal Herria, teniendo en cuenta a agricultores, ganaderos, productores de miel y de plantas medicinales.
20 productores de queso de oveja.
2 ganaderos que trabajan con corderos criados de forma ecológica.
13 agricultores que cultivan verduras.
11 cultivos de frutas.
8 viticultores que forman parte de la denominación de Irulegi en Nafarroa Beherea.
4 productores del label «Ezpeletako piperra».
La asociación Biharko Lurraren Elkartea (BLE), con sede en Donapaleu, ha organizado los I Encuentros de Productores Biológicos de Euskal Herria, que tendrán lugar este próximo martes. En su seno reúne a prácticamente todos los ganaderos y agricultores ecológicos de Nafarroa Beherea, Zubero y Lapurdi, y organiza este evento para tratar de dilucidar cuáles son las ambiciones y las peticiones de los granjeros.
El 1 de enero de 2009 cambiará la legislación sobre la producción ecológica en Europa. Por un lado, se ablandará la ley y se aceptarán métodos y productos que hasta ahora estaban prohibidos en este tipo de producción, como por ejemplo los transgénicos. Por otro, desaparecerán las restricciones que podían establecer los estados por encima de la legislación comunitaria. Es decir, toda la Unión Europea tendrá la misma reglamentación y, por ende, también se homologará la situación para los agricultores y ganaderos de todo Euskal Herria.
Maite Goienetxe, representante de BLE, explica así su propuesta: «Nosotros no estamos de acuerdo con esta nueva reglamentación, y para hacerle frente proponemos crear una `biomarca' privada para todo Euskal Herria». Desde el 1 de enero, por primera vez, los productores vascos de ambos lados de los Pirineos se encontrarán en igualdad de condiciones.
La asociación ha hecho una encuesta entre sus asociados y ha constatado que la gran mayoría no se muestra de acuerdo con la nueva reglamentación europea. Según traslada Goienetxe a GARA, consideran que de esa forma se «desnaturalizan» el objetivo y el espíritu de la producción ecológica. «La mayoría de los agricultores nos dicen que si a partir de ahora se van a aceptar los productos trangénicos, eso quiere decir que allí [en Bruselas] están dispuestos a aceptarlo todo».
Hasta ahora los productores de ambos lados tenían una reglamentación diferente, ya que cada estado había establecido límites y estatutos diferentes, siendo la de París bastante más restrictiva que la marcada desde Madrid.
El objetivo de la jornada del día 16 es que todas las personas que trabajan en la producción ecológica se conozcan y, al mismo tiempo, crear una marca con las reglas pensadas aquí: «Una reglamentación basada en nuestra filosofía, y no una que permitirá incluir a los vegetales transgénicos en la producción biológica».
BLE hace un llamamiento al «auzolan». Teniendo en cuenta las producciones mayoritarias en los diferentes territorios, pretende crear una red de productores adecuada. Goienetxe ponía el ejemplo entre Nafarroa Garaia e Ipar Euskal Herria: «En 100 kilómetros a la redonda hay ganaderos que necesitan dar de comer a sus animales y productores de cereales». En el sur el cereal es la principal producción ecológica, mientras que en el norte la ganadería tiene mayor peso. «Los productores podrían vender sus cereales a cien kilómetros de casa -incide-. Esta nueva reglamentación nos da oportunidad de llevar a cabo una reflexión y hacer que los mercados sean complementarios».
También se está incrementando la demanda por parte de los comedores colectivos para poder ofrecer una dieta ecológica. Los responsables de BLE no pueden ofrecer ese servicio durante todo el año, ya que la producción que controlan no es suficientemente grande, pero esto podría cambiar. Goienetxe lo cree: «Si tomamos en cuenta a los productores de todo Euskal Herria, sería posible organizar una plataforma para hacerlo».
Por ahora se trata sólo de un proyecto que está dando sus primeros pasos, pero pretende abrir los productos ecológicos a un ámbito todavía desconocido entre nosotros, crear una producción ecológica mecanizada que suministre a los comedores públicos.
El Ayuntamiento del pueblo de Lekorne, en Lapurdi, está desarrollando un proyecto para crear en las tierras públicas que rodean el castillo de Larro la primera producción agrícola ecológica mecanizada. «Aquí no existen este tipo de producciones, es decir, mecánica pero ecológica», dice el alcalde de la localidad, Luzien Betbeder.
Se trata de una extensión de 30 hectáreas, pero para comenzar tan solo se van a utilizar para la producción agrícola biológica cinco de ellas. En las otras veinticinco seguirán produciendo el heno «necesario para pasar el invierno», tal y como explica el alcalde de Lekorne. La finalidad del proyecto es la de poder llegar a abastecer durante todo el año a los comedores públicos interesados en ofrecer comidas ecológicas, como comedores de colegios, residencias de ancianos o comedores de empresas.
Betbeder comenta que «todavía nos encontramos dando los primeros pasos del proyecto». De hecho, las tierras están en estos momentos en el proceso de «descontaminación» para poder ser utilizadas en la producción ecológica, pero «el proceso para volver a la producción agrícola biológica está en marcha», matiza el alcalde labortano.
Por una parte se está preparando la tierra, y por la otra se están llevando a cabo los estudios para determinar la mejor manera de desarrollar el proyecto. Se está estudiando tanto la mejor manera para lograr la financiación, como cuál sería la producción que convendría cultivar. Están tratando de determinar su mercado.
También está en proceso de creación la plataforma que se encargaría de repartir la producción recogida en Larro y venderla a los municipios interesados para que pudiesen luego nutrir los comedores.
El proyecto se está desarrollando en colaboración con la asociación BLE (Biharko Lurraren Elkartea) y con la institución a nivel regional que gestiona todos los proyectos ecológicos, Bio d'Aquitaine. «Son estas dos entidades las que nos han dicho lo que falta en el entorno y lo que sería conveniente desarrollar. Con esa idea hemos desarrollado la idea de Larro», detalla Luzien Betbeder.
«Aquí tenemos una gran oportunidad, con estas tierras, para que los ciudadanos de aquí coman una producción de calidad», declara el alcalde y agricultor. Las tierras de Garro son llanas, lo que las hace adecuadas para una producción mecanizada, en la que la mano de obra sería mínima. Han pensado en cultivar patata, lechugas y trigo, pero esas decisiones se tomarán una vez que el estudio de mercado y de productividad esté listo. Las tierras necesitan tres años para poder convertirse en productoras de frutos ecológicos: «Hemos empezado este año, así que dentro de dos años podremos empezar con la producción de productos con el label de agricultura biológica», asegura.
En Lekorne, en donde una gran parte de la población trabaja en el medio agrícola, este tipo de proyectos crean una gran atracción y han surgido de la preocupación y el interés común, como constata este alcalde que también trabaja en ello: «Teniendo en cuenta las preocupaciones de los baserritarras, creo que debemos seguir esta vía. En el pueblo hay varios agricultores que está siguiendo el mismo camino que el ayuntamiento».
«Se trata de un proyecto pequeño, pero nuestra intención es crear algo viable económicamente», resalta. Ya en el año 2006 se planteó hacer una producción ecológica agrícola y ganadera que ocupara todos los campos de Larro. Junto con el cultivo de hortalizas habría grupos de ovejas y vacas. Paralelamente se preveía instalar un centro dedicado a la enseñanza. El problema fue que el proyecto requería grandes ayudas para su financiación, lo que supuso que no pasara de los sueños a la realidad práctica. Esto ha sido lo que ha llevado ahora al municipio de Lekorne a proponer un proyecto que se irá desarrollando con el tiempo.